Las películas que cantan la Internacional

Autor: Javier Acevedo Fuente: Filmin

"¡Arriba parias de la Tierra! ¡en pie famélica legión!, atruena la razón en marcha: es el fin de la opresión." Es curioso imaginarse a Lenin en el VI Congreso de la Internacional Comunista escuchando la Internacional y sonriendo satisfecho viendo cómo ha hecho de esa sencilla pieza el himno de una clase, la obrera, y de cómo lo ha dotado de un carácter universal, uniendo a trabajadores de cada rincón del mundo. Dicen que Pierre Degeyter, el compositor belga que añadió la música a la letra, lloraba como un niño dirigiendo al coro que la interpretó en ese Congreso. Que Lenin fue un propagandista capaz de rivalizar con el mejor Don Draper no es nada nuevo, y que a través de su esmerado bigote lanzó discursos más elocuentes que una Coca-Cola en una tarde verano para aunar a toda la clase obrera es otra evidencia. Las lágrimas de Degeyter, transido por la emoción de escuchar a su criatura musical resonando en las gargantas de otros camaradas, son una buena muestra de ese orgullo, de esa conciencia de clase que Lenin manufacturó en masa desde su fábrica en la Unión Soviética. Varias décadas después, ese himno parece más un canto de cisne, y quienes lo interpretan hoy día puño en alto desde luego no son seductoras sirenas, a no ser que éstas también escondieran lustrosas tripas bajo camisas de Pedro del Hierro. 

Desde Filmin, para reinvindicar el Día Internacional de los Trabajadores, os recomendamos películas como "Yo, Daniel Blake" o "¡Gracias Jefe!". La película de Ruffin, ganadora del Premio Cesar a Mejor Documental, es un mordaz y crudo reflejo del sufrimiento de la clase obrera en clave picaresca que inspiró los movimientos sociales contra la ley laboral en Francia, un claro ejemplo de David contra Goliat donde el poder del dinero no siempre tiene la última palabra. Merecedora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes y Premio del Público en los Festivales de San Sebastián y Locarno, la ficción de Ken Loach es, por su parte, una de las películas más humanas, conmovedoras y estoicas del responsable de "Tierra y Libertad". Un estoico retrato de dos personajes inolvidables que caen prisioneros merced de la maraña de aberraciones administrativas actuales por las que se rige la burocracia británica.

En un mundo donde las gloriosas batallas dialécticas entre marxistas y bakuninistas tiene su eco en peleíllas entre compañeros homicidas en Twitter, la clase obrera sigue estando unida bajo un canto universal, pero no es el de la Internacional, sino el marcado por la globalización. En este contexto en el que el orgullo de clase obrera queda reducido a las discusiones en la barra de bar, entre tercios y patatas bravas frías, o a los vahos de frío de aquellos que hacen cola en los centros sociales de cualquier barrio de (inserte aquí cualquier ciudad), los únicos voceros auténticos que quedan del proletariado surgen de la literatura y del cine. Humildes agitadores de conciencias dormidas que intentan dar voz a esos trabajadores afónicos de tanto gritar en silencio. "¡Gracias Jefe!", el documental más visto en Francia el año pasado, se estrena en Filmin y por ese motivo queremos acercaros a aquellos cineastas comprometidos con la clase obrera. El film de François Ruffin ha sacudido el país galo y se ha convertido en un emblema de los manifestantes. Por ello, desde Filmin os traemos a los representantes de la nueva Internacional, la cual tuvo su eco en escritores que anticiparon algunos de los problemas que estos cineastas retoman . Lenin estaría expectante, desde luego. 

YO, DANIEL BLAKE

La hipocresía según Loach y Roth

"¿Sabe lo que he llegado a comprender sobre ustedes, los amables y ricos liberales que poseen el mundo? Que nada está más alejado de su comprensión que la naturaleza de la realidad."

El nuevo film de Ken Loach ha vuelto a sacudir conciencias, haciendo aflorar nuevamente asuntos sensibles de la realidad británica. El veterano realizador de 80 años podría haberse conformado con una extensa filmografía que lo ha consolidado como una de las grandes voces del movimiento socialista y obrero de su tiempo, pero en su lugar ha optado por asestar otro duro golpe al conformismo de la sociedad británica ante el desmantelamiento de la sociedad del bienestar. Ganador por reconocimiento unánime en los pasados premios BAFTA en la categoría de Mejor Film Británico, Loach firma un duro alegato contra la burocracia e ineficacia del sistema administrativo. Daniel Blake, un carpintero veterano que se ve obligado a cesar su actividad laboral debido a una serie de complicaciones cardíacas, deberá emprender una cruenta odisea por los tejemanejes de la gestión de la política social del país británico con el fin de optar a algún tipo de ayuda con la que subsistir durante su forzada baja laboral. Durante su odisea no se topará con amables funcionarios o las bondadosas facilidades de un sistema dedicado a acunarle en tiempos de dificultad, sino que conocerá a Katie y sus dos hijos, una madre soltera con más aguante que dinero la cual malvive en un apartamento que no se ve en los catálogos de Ikea. Así, Daniel intentará ayudar a Katie al mismo tiempo que hace frente a la insostenibilidad de su situación, convirtiendo su odisea en una cruzada contra el aparato administrativo británico, un monstruo hecho de hojas y hojas de formularios más intrincados que una novela de Murakami.

De este modo, "Yo, Daniel Blake" está destinada a convertirse un clásico instantáneo, desde luego mimbres tiene para ello. Loach, en su condición de narrador dickensiano del proletariado, construye un relato que conjuga con habilidad de alquimista dosis de realidad y crítica social con pizcas de un humor descarnado. El personaje encarnado por Dave Johns es la viva imagen del obrero con complejo de mula, siempre cargando, siempre con una venda en sus ojos. Katie, madre abnegada, arrastra a sus dos hijos y junto con Daniel formarán una de esas extrañas parejas del cine condenadas a entenderse en base a su sufrimiento mutuo. Comedores sociales, un anciano intentando conectarse a la red de redes, funcionarios con más frases programadas que cubículos tiene su oficina y casas destartaladas y desahuciadas constituyen este requiem por el sistema social del bienestar interpretado por un coro de obreros y marginados. El cineasta de Nuneaton compone una historia de vidas truncadas por la rutina del trabajo, que al igual que Philip Roth en su "Pastoral Americana" habla de las consecuencias de la esclavitud laboral y de la complejidad de un sistema que no premia el esfuerzo. 


¡GRACIAS JEFE!

El miedo de Ruffin y Gorki

“¡El miedo! ¡Eso es lo que nos pierde! Y los que mandan sobre nuestras vidas se aprovechan de nuestro miedo para asustarnos aún más.” 

La obra de Máximo Gorki "La madre" es uno de los máximos antecedentes del realismo socialista con el cual primero Lenin y luego Stalin definirían el nuevo pensamiento artístico de la Unión Soviética. Una historia sobre la clase obrera alzándose contra los grandes capitales e industriales pero que al mismo tiempo es un realista estudio en clave de drama familiar de las relaciones maternofiliales, un hijo entregado a la lucha obrera y una madre que languidece viendo cómo éste pone su vida en peligro. Gorki elabora así una elocuente historia sobre la lucha de clases a partir de la atomización de un concepto tan abstracto en una pequeña historia entre una madre y un hijo. François Ruffin, más de cien años después, construye un documental que también utiliza la superación del miedo - en la obra de Gorki a través de una madre, en el caso de "¡Gracias Jefe!" a través de la familia Klur- para alzarse contra el poderoso, contra el capital. 

Un capital encarnado por Bernard Arnault, una de las personas más ricas en Francia al frente del grupo LMVH - Louis Vuitton y Moët & Chandon- que dejó a todo un pueblo sin trabajo, con el fin de deslocalizar su producción y ahorrar costes empleando mano de obra barata primero en Polonia y luego en Bulgaria. La hipocresía e indiferencia de Arnault ha condenado a numerosas familias, entre ellas a la formada por los Krul. Esa es la historia que cuenta François Ruffin, un Michael Moore con menos tripa y sentido común, pero cuyo documental pone de relieve la necesidad de ayudar a una clase obrera que malvive por 400 euros al mes y que estaría dispuesto a servir al malvado capitalista aunque fuera limpiando su modesto yate. Los Krul pueden estar dispuestos a renunciar a su dignidad, pero no tienen miedo, y junto a Ruffin emprenderán una campaña para chantajear a Arnault pese a la presencia atemorizante de su equipo de seguridad. Los pequeños contra los grandes. La clase obrera de Gorki alzándose de nuevo. Ruffin, redactor jefe de Fakir, una publicación de izquierdas comprometida con los derechos laborales, relata en clave humorística, cual pícaro infltrándose en las altas clases, las consecuencias de la globalización salvaje y la vulnerabilidad de los derechos adquiridos por los trabajadores. Un documental de enorme éxito en Francia que espoleó las demandas y acciones reivindicativas del movimiento Nuit debout, acción social contra la ley laboral que aspirar a ser un foco de unión de fuerzas laborales contra las presiones que amenazan las condiciones laborales de la mayoría de los franceses


TIMECODE

La danza de Giménez Peña y Jachaturián

"En Roma, la dignidad acorta la vida más que una enfermedad, los dioses deben reservarte para una gran empresa."

El cortometraje de Juanjo Giménez Peña ha bailado con la crítica hasta alzarse con el Goya a Mejor Cortometraje, la Palma de Oro en Cannes en la misma categoría y la nominación al Premio Oscar. La historia de dos vigilantes de seguridad recluidos día y noche en su garita parece abocada a un relato monótono sobre la rutina y la el poder narcótico del trabajo, pero en su lugar el realizador compone una historia que trasciende las barreras de la incomunicación y el aislamiento y reivindica el poder de la danza y del gesto en mitad del silencio de los monitores. El poder emancipador y liberador de la danza rompe las cadenas del trabajo y hace brotar una nueva conciencia de libertad en ambos proletariados. Jachaturián, reputado músico georgiano durante la Unión Soviética, compondría la música para la adaptación al ballet de la historia de Espartaco, convirtiendo al mito en un héroe del nuevo realismo socialista soviético, en un agitador de la clase obrera que se alza contra lo establecido a través de la danza. El Teatro Bolshoi ha acogido desde 1958 numerosas representaciones de la obra, que usa la danza como reacción natural contra la uniformidad de la opresión del proletariado a manos del Imperio Romano. El corto de Giménez Peña emula el popular ballet proponiendo un curioso relato sobre el despertar de dos trabajadores entregándose al baile como aniquilador de sus rutinas. 


BEHEMOTH

Monstruos de Zhao Liang y Shelley

"Si no he de inspirar amor, inspiraré temor." 

Esas palabras en boca de la legendaria criatura creada por Mary Shelley, Frankenstein, son toda una declaración de intenciones. Frankenstein no es solo un antihéroe romántico, sino que para muchos encarna los miedos de una sociedad supersticiosa al progreso de la ciencia y la tecnología. Paralelamente, el documental de Zhao Liang habla de del monstruo creado por el hombre en forma de sistema industrial y capitalismo salvaje. Una bestia que se alimenta de la naturaleza y a la cual no se puede dejar de alimentar si quiere garantizar una supervivencia que paradójicamente depende de la destrucción de su entorno. Ambos seres han sido manufacturados por nuestra especie, y reflejan la dependencia y temor hacia un progreso futuro tan incierto como inevitable. 

El film experimental de Zhao Liang refleja una criatura que se alimenta de montañas, ríos y que se expande a través de la destrucción. Al igual que la criatura de Shelley, Behemoth es un monstruo fuera de control, que toma conciencia de si mismo y al cual debemos rendirnos por su carácter necesario. William Blake ilustró a Behemoth siguiendo la descripción bíblica: un gran hipopótamo ocupando un vasto desierto en oposición a su análogo femenino Leviatán, hundido en el océano. Lian ilustra a Behemoth como el monstruo definitivo, omnipresente y fantasmagórico, está en todas partes pero no se le ve. Legiones de obreros, despojados de conciencia de clase, le alimentan y trabajan como hormigas, subsistiendo, adentrándose en el vientre de la bestia y manteniéndola viva para que mantenga en marcha los motores de nuestra sociedad industrializada, generadora de consumo. Frankenstein inspiraría más amor que temor al lado de Behemoth.


DOS DÍAS, UNA NOCHE

La solidaridad de los Dardenne y Jack London

"Tirarle el hueso al perro no es caridad. Caridad es compartir el hueso con el perro cuando se está tan hambriento como él." 

La obra de Jack London "En ruta" refleja las experiencias del autor al percatarse de la vida de esclavitud y deterioro que llevaba como trabajador manual tras un viaje a la costa este. De vuelta a su costa oeste natal, London emprende un viaje en tren donde redescubre el concepto de vida espiritual, despojada de la carga de trabajo, acercándose a la mendicidad y pobreza material. Un problema similar afecta al personaje interpretado por Marion Cotillard en un nuevo drama social y costumbrista de los hermanos Dardenne. Sandra, la protagonista, se verá obligada a mendigar a sus compañeros de trabajo para que renuncien a su paga extra para poder conservar su empleo. En un nuevo realista estudio de las consecuencias de pertenecer a la clase obrera, los Dardenne desgranan la pérdida de la identidad provocada por la alienación laboral, reflejando la idea de que somos mero capital humano, vendiendo la dignidad por un salario digno con el que pasar el mes. Al igual que London, los hermanos Dardenne, a través de Sandra, analizan la pobreza espiritual de las modernas sociedades de consumo y exploran el concepto de caridad, solidaridad y dignidad bajo el prisma de las clases humildes. Una clase obrera olvidada, que se vende por un poco de capital, y cuya conciencia de clase y solidaridad con el camarada han sido erradicadas por las prácticas del capitalismo salvaje. 


UNA SEGUNDA MADRE

La mujer de Muylaert y Laforet

“Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de manera que ella misma se sienta irradiante de luz.” 

Carmen Laforet reflejó el desarraigo y la soledad de una joven estudiante en una familia donde nunca sucedía nada. La agonía vital, la sensación de ser espectadora de tu propia vida, el hastío y un contexto asfixiante donde la libertad debía estar escondida tras los tendidos eléctricos descubiertos y las paredes desconchadas. Una familia sumida en la pobreza, atravesada por el hambre y oprimida por unas condiciones de vida que les reducían a la más absoluta nada. Laforet entonó una Internacional descarnada de una clase social olvidada en los barrios barceloneses. Muylaert retoma la idea de la condición femenina, siempre asociada a la idea de servidumbre, a la idea del silencio, de no hacer nada frente a unos roles que ya vienen establecidos

Val es una mujer que trabaja como asistente de un rico matrimonio realizando las labores del hogar y cuidando de un adolescente. La llegada de su hija Jessica trastoca su equilibrio de vida y parece hacerla despertar y ver una situación que hasta entonces no había contemplado. Jessica no acepta el orden establecido, y al contrario que la Andrea de la novela de Laforet, se rebela contra una aristocracia que esconde su discreta hipocresía tras la amable sonrisa y hace ver a su madre que una vida de sumisión es una vida de nada. Así, la joven ilustra el renacer del orgullo de clase, y despierta en su madre la conciencia de luchar. La subversión y el empoderamiento del género femenino ocupan un lugar destacado para Silvia que pone todo patas arriba y hace que la relación madre-hija sea dinamizadora de la lucha de clases desde el sencillo núcleo familiar.


LOS LUNES AL SOL

Los trabajadores de  Aranoa y Owen Jones

'"La puerta giratoria es la puerta abierta a la corrupción"

El pensador británico Owen Jones, en su popular obra "La demonización de la clase obrera" advierte de los peligros que supone eliminar la idea de que existe una clase obrera para y suponer que la clase media ha fagocitado a las clases más humildes en los país occidentales. El nuevo socialismo es un socialismo para ricos y burgueses que olvida que la Internacional recogía también a aquellos que no podían permitirse expresar sus opiniones, más ocupados en subsistir que en entregarse al discurso político. Aranoa aboga por dar voz a un grupo de amigos, trabajadores, humildes que deambulan por las calles de Vigo haciendo equilibrios para llegar a fin de mes. Refleja a esa clase obrera que con frecuencia es barrida bajo la alfombra para hablar de la nueva clase media capaz de consumir por encima de sus posibilidades. Santa, José y Lino encarnan tres visiones de la vida, tres actitudes ante el problema del desempleo y la búsqueda de un empleo digno. Uno desiste, el otro busca esperanzado y el último se ríe de todo. Son trabajadores que no pueden trabajar, marginados que pasean sin nada que hacer. Trabajadores con conciencia y orgullo pero enajenados, alienados, extraídos de su propia clase.


LA CUADRILLA

La lucha de Loach y Galdós

"¿No es triste considerar que sólo la desgracia hace a los hombres hermanos?" 

La obra de Benito Pérez Galdós siempre se caracterizó por su retrato sin ambages de la realidad española de su tiempo. Cronista lúcido y realista de una época de decadencia, de pobreza y miseria, de fragmentación de la identidad nacional tras el colapso de esa vieja gloria conocida por Imperio Español. Tras sus grandes relatos de las azarosas derrotas de España se escondían personajes íntimos, pedazos de cotidianidad e historias de dramas silenciosos que constituían una lúcida crítica a la situación del país. Ken Loach es otro narrador por excelencia del devenir azaroso de las clases obreras y populares del Reino Unido, y uno de los pocos representantes y garantes de la lucha obrera a través de un cine comprometido. "La Cuadrilla" narra la difícil decisión que un grupo de trabajadores de British Rail tendrá que tomar tras la privatización de la empresa: o bien irse o acatar las directrices de los nuevos mandatarios. La opresión, las pobres condiciones de trabajo del gremio de trabajadores, la indefensión ante el capital o la lucha por la conquista de los derechos laborales marcan el film de Loach, que al igual que Galdós aspira a despojar de artificios dramáticos la realidad para mostrarla en toda su crudeza, dejando un vivo testimonio de la realidad en la que vive. 


PLÁCIDO

La humildad de Berlanga y Martin Gaite

“Si algo he aprendido en la vida es a no perder el tiempo intentando cambiar el modo de ser del prójimo.” 

Carmen Martin Gaite fue ante todo, una mujer llena de curiosidad que supo reflejar como pocos los usos y costumbres de las ciudades provincianas de la España de la dictadura, con todos sus nimios rituales pero también con toda la falsa moral y actitudes reprimidas tras los visillos de las ventanas aparentemente inocentes. A su manera, Berlanga también  diseccionó con precisión de maestro la hipocresía, doble moral y falsedad de la pequeña burguesía de una ciudad de provincias. Las ociosas mujeres de la ciudad deciden que es buena idea sentar en Nochebuena a los más necesitados y celebrar todos juntos en la misma cena tan señalada fecha, pero pronto afloran las dificultades y las diferencias entre ambas clases, y lo que parecía una buena idea se convierte en un estudio de personajes y de estratos sociales donde Berlanga satiriza y hace sangre con con la sociedad española de su tiempo. 

Plácido, que debe hacer frente al último pago de la letra de su motocicleta, ve cómo su único sustento vital corre peligro y se aferra a él como buenamente puede. El gran Berlanga analizó en clave cómica la realidad de un país aquejado por un paro endémico, una pobreza recalcitrante y una diferencia entre clases insalvable donde los más favorecidos repudiaban a los de abajo y estos se conformaban con tener algo que llevarse a la boca. Una clase obrera sin conciencia ni orgullo, que debe lidiar con la hipocresía para poder comer decentemente y que Berlanga y Gaite reflejan a través de la cotidianidad y el carácter de las gentes de la España más común. 


EL SALARIO DEL MIEDO

La tierra de Clouzot y Allende

"La tierra es lo único que queda cuando todo lo demás se acaba" 

Allende escribió sobre muchas cosas en su primera novela, "La casa de los espíritus": el sentimiento de pérdida, los amores perdidos, la familia, las creencias. Pero la historia de Esteban Trueba, ese brutal administrador de una finca perdida que debe reconstruirla desde la ruina, es la que habla sobre la esclavitud del trabajo y la supervivencia en un entorno adverso. Entregado a una causa suicida para olvidar los demonios que le hicieron huir de su hogar, Esteban es un superviviente, un trabajador sin conciencia cuya agresividad y falta de misericordia se ha forjado tras años de indiferencia en un clima opresivo. "El salario del miedo" es también una historia de hombres brutales que buscan la supervivencia en un entorno completamente adverso. 

Clouzot es uno de esos directores clave para entender la historia del cine. No solo fue el iniciador de la Nouvelle Vague, sino que algunas de sus películas han sido estudiadas e imitadas y no han perdido un ápice del tono transgresor y humano que las caracterizó en su día. Si "Las diabólicas" es un clásico del suspense reflejando el empoderamiento de dos mujeres hartas del abuso y la tiranía, superando lo que "Vértigo" haría tres años después, "El salario del miedo" es uno de los thrillers más adrenalíticos que juega y estira el suspense llevando a sus personajes y al propio espectador al extremo. Pero antes de trasladar a los protagonistas de su historia a un viaje con camiones cargados de explosivos donde un mal gesto supone la muerte, Clouzot cambia totalmente de tono y estilo durante los primeros cincuenta minutos del film, adoptando una aproximación costumbrista a la miseria y pobreza de un pueblo cuyos habitantes son proletariados con el colmillo retorcido que han aprendido a buscarse la vida por si mismos. 


TIEMPOS MODERNOS

El trabajo según Chaplin y Marx

"La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas." 

Si Marx viviera hoy día, sería un millennial con su melena hipster adicto a las redes sociales, un afamado escritor de sentencias y frases lapidarias en 150 caracteres con más retweets que pelos tenía su barba. Pero en su momento alteró el estado de las cosas con su pensamiento revolucionario, advirtiendo de la deshumanización traída por el capitalismo y la rápida industrialización y la cosificación de las emociones y las personas en objetos de consumo. Algo similar hizo Chaplin en este film, convirtiéndose en un continuador de esa nueva Internacional, recordando hacia dónde se estaba dirigiendo el mundo. Primero lo haría con el mundo del trabajo y la explotación laboral, y después denunciaría el fascismo en otra obra clave."Tiempos Modernos" probablemente sea una de las películas más icónicas de la historia del cine, reflejando a la clase obrera, convertida en un medio de producción más. 

Un Chaplin en estado puro que da en el blanco con su sátira en clave de slapstick del supuesto progreso de la industrialización, con sketches visuales tan delirantes como crudamente ciertos. Una máquina que da de comer al obrero para no perder tiempo, la estandarización y mecanización de hasta las tareas más sencillas y metáforas visuales como la del hombre siendo una pieza más, un engranaje de la gran industria. Autómatas que viven alienados, recluidos en sus puestos de trabajo y cuya conciencia de clase no va más allá de intercambiar alguna broma con sus compañeros. El icónico Chaplin se verá envuelto en una manifestación que le conducirá a la cárcel y a verse desahuciado junto con una joven vagabunda. Outsiders de una sociedad que funciona como una máquina bien engrasada, deberán aprender a vivir al margen del ritmo marcial impuesto por el trabajo

Títulos mencionados

Publica un comentario

unnamed

Sin comentarios