Las 10 horas del Terror Británico
Hay muchas clases de terror. El horror cósmico que hacía que Lovecraft no disfrutara del pulpo a feira pensando en la represalía de Cthulhu, el terror descrito por Poe en compañía de un cuervo que aún no tenía Tinder, los monstruos románticos de Shelley y Stoker que aún no encajaban en tribus urbanas ni podían contar su enfado vital en videoblogs, o el horror psicológico junto al terror más gore y visceral que tus fotos prepúber en Tuenti. Sin embargo, siempre va a existir alguien que no siga esas clasificaciones y haga las cosas del revés. Sí, estamos hablando de ellos: los británicos. Conducen del revés, llegan antes a los sitios en vez de más tarde, aman la lluvia, beben la cerveza caliente y dejan la Unión Europea pero acuden a Eurovisión.
Nada les gusta más que ir contracorriente. Así que es normal que crearan su propia categoría de terror. Eso lo hacen de miedo, y es que los ingleses no solo nos asustan por su dietas a base de pescaito frito nada malagueño y halagüeño o sus pubs con moquetas donde hallarías petrificado a Han Solo, sino que nos dan pavor por su talento para algunas cosas: la música, cómo ser un gentleman aún necesitando varias endodoncias, su maravilloso té y el cine de terror. El terror británico es tan peculiar como su flema humorística, y tan exquisito como una taza de té. En Filmin queremos acercaros algunos clásicos del cine de terror británico que no nos dejarán pese al Brexit. Pero lo hacemos de una forma muy british, y es que hasta los personajes extremos y monstruos que pululan por los celuloides del otrora Imperio del sándwich frío necesitan parar y tomarse su té de las cinco. Filmin se pone la pipa y las alpargatas Príncipe de Gales para serviros en bandeja de plata las delicias del terror británico y os enseñamos cómo hacer un té de muerte para tener una velada sencillamente, terrific.
1. Peca y acompáñalo con un dulce
¿Con quién comparto una taza?: Con Oliver Reed y Vanessa Redgrave jugando al sacerdote y la madre superiora mientras un grupo de monjas con ganas de marcha intentan ligar con los vecinos Erasmus de al lado.
¿Qué tipo de té preparo?: Mejor una tila, para que se tranquilicen. Oliver Reed es un sacerdote que se cree Cristo pero tiene el apetito sexual de Nacho Vidal y Vanessa Redgrave es una monja que pasa más tiempo aireando el hábito que llevándolo puesto. No te extrañe si ves al grupo de monjas usar una Biblia como kamasutra y llevarse un crucifijo para hacer un tuppersex.
¿Cuál es el tema de conversación?: Será tan polémico que se censurará en tu bloque de vecinos durante años cómo pasó con la película de Ken Russell. Fumiga la casa para que no traigan con ellos la peste del s.XVII y si ves al Rey de Francia disparando a hipsters en el bar pet friendly de la esquina es solo porque se pensaba que eran protestantes, él no es de elefantes. Guarda tus medallas y crucifijo de la primera comunión, y si Oliver Reed quiere llevarte al confesionario quizá no sea para confesar tus pecados sino para cumplirlos de una dichosa vez.
¿Mi velada acabará en Brexit?: Si se te olvidó invitar al Cardenal Richelieu y al Rey de Francia sí. Para una orgía religiosa que celebras vas y no los invitas. Querrán hacer hogueras con tus muebles de Ikea y quemar vivo a todo el mundo, pero tú estarás demasiado colocado. Maldito Ken Russell, ya echó algo en tu taza de té. Prepárate para alucinar.

DRÁCULA, PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS
2. El té se bebe con la garganta, no con las labios
¿Con quién comparto una taza?: Con Christopher Lee, o mejor dicho, con uno de los mejores condes Drácula hasta el momento, más british que una pinta caliente y que se abalanza a tu cuello con la misma rapidez que un millennial te cita una película de Wes Anderson.
¿Qué tipo de té preparo?: Mejor ten a mano algo de sangre, y que no sea la tuya cortándote con la lata de atún por enésima vez. Escoge sangre de concursante de Gran Hermano, se cotiza al alza, esa mezcla de veneno de mala leche y de sustancias varias tras la rave en un garito valenciano coloca tanto a Drácula como a un político un descampado por edificar.
¿Cuál es el tema de conversación?: Ya nadie se deja comer el cuello, a ver cómo le escondes a tu madre esos chupetones juguetones. Ahora a los postmodernos les va más el rollo de caricias y conexión de cuerpos como si fueran personajes de una película de Kim Ki-Duk mientras añaden un toque vintage oyendo a Mecano o Los Piratas. Drácula se ha hecho youtuber y sube vídeos de ASMR, nada más excitante que escuchar a Christopher Lee susurrarte cosas al oído en élfico mientras te saca la sangre.
¿Mi velada acabará en Brexit?: La Hammer nunca nos dejará con sus clásicos de terror. Una pena que Terrence Fisher no pueda hacer el biopic de Theresa May.

3. Añadir leche, o no, no debería ser motivo de cisma mundial
¿Con quién comparto una taza?: Con el Michael Powell que disfruta firmando films sobre el tormento de la psique humana y Mark, un psicópata cuyo padre le sometía a castigos para probar su miedo, te hace un book fotográfico mientras te pide que simules tu muerte. En Instagram es trendy según él, el filtro de la muerte asegura más likes que una foto de Fassbender sujetando un cachorrito mientras Ryan Gosling le arulla con nanas al oído.
¿Qué tipo de té preparo?: El que quieras, Mark está cansado de tomar té. Se creen que un fotógrafo vive de la caridad y del polvo de nubes y de tés. Nadie le paga, ni siquiera aquella dominatrix que quería un reportaje fotográfico sobre la textura del látex y el cuero y su incidencia en el cuerpo de cerdos domésticos. Sí, hay gente más rara que Mark, tranquilidad.
¿Cuál es el tema de conversación?: "¿Y esto de la foto para hacer algo más que bodas, bautizos y comuniones sirve? A mí también me gusta la fotografía, pero deberías usar el programa automático, Mark, te deja las fotos mejor" "Mark, no retoques las fotos, eso es trampa" Mark está trastornado a causa de un padre que le usó de cobaya como si aquello fuera un talent show y él cantara flamenco.
¿Mi velada acabará en Brexit?: Tu velada no, Mark quizá sufra un Brexit en su cabeza y te acabe poniendo en bucle reportajes de sus vacaciones familiares en Marbella con el tío Félix llevando bañador sobaquero, cadenita de oro, pelo pecho palomil y sobacos con trazas de crema solar, mientras intentaba ligarse a una alemana alzando sus gafas de sol y gritando aquello de "Typical lince spanish, darling".

4. Añade agua caliente a la taza. Retírala. Así precalientas la taza y la preparas.
¿Con quién comparto una taza?: Con Neil Jordan mientras te lee Caperucita Roja a su manera, con una abuela que advierte a su nieta de los peligros del lobo, con hombres lobo representando el deseo sexual, la liberación y despertar de la sexualidad y otros tantos símbolos que Freud seguro que tendría un affair intelectual con Jordan.
¿Qué tipo de té preparo?: Pi Lo Chun, no es remake chino barato de Pinocho, sino un té verde que los ingleses trajeron en sus aventuras por las montañas de la región de Jiangsu. Es suave y levemente narcótico, así si tu invitado es un hombre lobo con dolor de muelas no se enfadará cuando no pueda morder las pastitas de anís duras que tu abuela te dio en tu comunión.
¿Cuál es el tema de conversación?: Caperucita Roja se ha hecho mujer, los lobos la acechan porque se la quieren comer. Si ella no quiere que los lobitos muerdan la manzana, les corta la cabeza y el heteropatriarcado con su rabo se esconderá. Es un cuento, pero si invitas a Neil Jordan acabaréis hablando de símbolos y represión sexual. Quizá deba decorar un autobús.
¿Mi velada acabará en Brexit?: Solo si hay luna llena y tú llevas ese vestido rojo que te favorece tanto. Pero estos hombres lobo ingleses no son como los españoles, se toman el té educadamente y te cortejan como si fuera una novela de Jane Austen. El español de lobo solo tiene el no depilarse porque tarde o temprano te pedirá una cerveza en vez de té.

5. Usa agua limpia
¿Con quién comparto una taza?: Con Frank Cotton, Pinhead y los Cenobites, Leviathan y Clive Barker apurando su té mientras ve cómo sus criaturas aficionadas a la acupuntura juegan con la caja de galletas danesas de tu abuela donde almacenas los botones e hilos para zurzir.
¿Qué tipo de té preparo?: Un buen Earl Grey, con notas cítricas y que puede tomarse fresquito. Lo necesitarás en caso de que los Cenobites quieran llevarte al infierno para hacerte un lifting digno de uva pasa rusa tostándose en Marbella. Ya que te despellejan, se alimentan de ti y usurpan tu hogar al menos un refrigerio. Oficinas de Hacienda, tomen nota de esto último.
¿Cuál es el tema de conversación?: Pinhead puede hablarte de masaje tailandés mientras Clive Barker rememora la juerga que se corrió con Stephen King mientras el payaso de It les hacía globitos. También puede surgir el asunto de eviscerar, cajas milenarias y no las que vende el Natura de tu barrio con olor a pachuli. Escoge aroma a putrefacción estancada.
¿Mi velada acabará en Brexit?: Si no cambias el agua o limpias el filtro del calentador, eso no será el Brexit. Pinhead abrirá las puertas del Infierno y aquello del Brexit será una broma cuando toda la tierra se exilie a un plano dimensional poblado de Cenobites carnívoros ávidos de veganos ecosostenibles. Theresa May negociando con Leviathan da para cuadro de William Blake.

6. Cada té requiere un tiempo distinto para diluirse. Sé paciente.
¿Con quién comparto una taza?: Con Donald Sutherland llorando la muerte de su hija, dos abuelas que dan más miedo que esas señoras que acuden al Sálvame sin cobrar y quién sabe si aparecerá un espectro desde el lado donde las muertos están vivos. Si pensabas que el novio de tu compañera de piso era el únic gorrón, conoce a otro.
¿Qué tipo de té preparo?: Bai Hao Yin Zhen, tu bazar chino mas cercano. Té blanco para los que se tatúan letras chinas sin saber si el tatuador se está riendo de ti o llevas escrito "soy una babosa osada". Es un té delicado, sutil, aromático. Si en tu velada contactáis con alguien del más allá es mejor ser delicado, nunca se sabe si Putin anda detrás con una grabadora.
¿Cuál es el tema de conversación?: Donald Sutherland hablando de su matrimonio y de sus vacaciones en Venecia. Y de su hija muerta. De los bonitos canales y de lo bien que le sienta un Príncipe de Gales. Y de su hija muerta. Vale, querías celebrar una velada animada y eso parece un concierto de Manuel Navarro, pero no te pongas gallito.
¿Mi velada acabará en Brexit?: Si no tienes paciencia y entregas a un inglés un té que no haya respetado los tiempos, quizá. Un gentleman inglés enfadado puede usar un paraguas como arma mortal y contactar con el más allá para que el espíritu de Margaret Thatcher te acose en sueños hablándote de las bondades de liberalizar y privatizar. Apocalíptico.

7. El té refleja tu estado de ánimo
¿Con quién comparto una taza?: Con un debutante Tony Scott, Catherine Deneuve, David Bowie y Susan Sarandon. La velada no puede ser aburrida, no son señoras mayores hablando de enderezar orquídeas en términos nada metafóricos. Un creador con más altibajos que su hermano Ridley, un genio de la música y dos grandes de la interpretación.
¿Qué tipo de té preparo?: Darjeeling, algo éxotico, refinado y que deje un regusto dulce en tu paladar. Deneuve da vida a una vampiresa inmortal que hace inmortales a sus amantes hasta que aburre de ellos y comienzan a hacerse más viejos que tus planes para un verano feliz y completo. Pero si Deneuve y su magnetismo exótico se posa en ti, aprovecha y apura esa taza de té.
¿Cuál es el tema de conversación?: Vampiros inmortales, arte antiguo, David Bowie porque David Bowie, fotogramas que parecen sacados de "Barry Lyndon" y pasados por el filtro de una rave de la ruta del bakalao con Iggy Pop, Bauhas y música clásica, videoclip donde se vampirizan emociones y la sangre tiene purpurina. Por favor, no habléis de la última entrevista de Bertin Osborne.
¿Mi velada acabará en Brexit?: Para nada, más bien será como la victoria de Macron. Una orgía inesperada y alocada sin pensar en la resaca de después.

8. El punto de ebullición es clave, no dejes sola a la tetera
¿Con quién comparto una taza?: Con Terence Fisher y Christopher Lee post-Dracula y Peter Cushing como invitado de última hora. Bueno, si como ellos estás en la isla de Fara, quizá se apunten unas criaturas que irradian un calor insoportable, y no estamos hablando de una despedida de soltero intentando perrear en una disco de Benidorm en pleno agosto.
¿Qué tipo de té preparo?: Té negro, requiere de mucho calor, asi que retira el agua del calentador en ese punto mágico donde las burbujas empiezan a sonar. No pasarás tanto calor como Christopher Lee, pero tu velada necesita de un té robusto y contundente para honrar a esos tres invitados de lujo y evitar que quieran volver a ser Drácula para beber sangre en vez de té pasado.
¿Cuál es el tema de conversación?: El tiempo, y por una vez no sonará a charla de ascensor. Diles que para calor el que tú pasabas cuando veraneabas en Murcia y hasta los mosquitos se sacaban la silla y se ponían a la fresca. Si eso falla, honra al difunto Lee y haz un Saruman encerrándote en tu torre en cuanto empiece la ola de calor.
¿Mi velada acabará en Brexit?: Con esos tres genios es imposible, aunque el calor aprieta y esta vez Christopher Lee es más bien una versión sofocada de Drácula cantando "Escuela de calor" a coro y con una banda de heavy metal en las playas de Málaga.

9. Escoge bien tu taza. Cerámica para tés fríos. Acero para tés cálidos.
¿Con quién comparto una taza?: Con Peter Cushing, pero no haciendo de Drácula o de Tarkin, sino de líder ultrafanático religioso que no quiere que nadie pille cacho o use la escusa del reguetón para emular a un pavo real y exhibir sus bíceps como adorno estético y reclamo de apareamiento. Un conde lascivo adoradorador de Satán y dos gemelas que lucen personalidad a raudales.
¿Qué tipo de té preparo?: Vamos a calmarnos, un gingseng. Dicen que es afrodisíaco, asi que el Conde no tiene problemas en entregarse. Es liberal, cree en las relaciones abiertas, poliamor y polisexual, trigénero, vamos, él mismo es afrodisíaco. Las gemelas quieren experimentar con la forma cuales Lav Díaz del deseo carnal y Cushing bueno, quizá usa la Biblia para abrirte la cabeza.
¿Cuál es el tema de conversación?: Cushing ha creado Christder, la app de no ligoteo para cristianos moralmente exigentes. El Conde quiere que vayas a su mansión para que te agasaje con un buen vino mientras te sorprende con temas de hombre maduro como la crisis de los baby boomers y su legado a los millennial y te dice que el powerlifting obraría milagros en tu trasero esculpido con crossfit. Las gemelas necesitan a una tercera para ser Las tres mellizas, y tener una serie más animada aún pero para un público diferente.
¿Mi velada acabará en Brexit?: No se sabe, si no siempre puedes montar First Dates en tu casa.

10. Sirve el té con una tetera, sé diva.
¿Con quién comparto una taza?: Con Matthew Hopkins, un supuesto cazador de brujas tras el que se esconde Vicent Price, y que se dedica a ajusticiar a supuestos herejes para obtener a cambio trueques sexuales y extorsionar a inocentes a través del goce de la carne. (Aquí iba a ir insertado una referencia sutil y velada, ácida e inteligente, a ciertos siervos de Dios, pero Matthew Hopkins ha hecho la del misionero: quemarnos hasta dejarnos en un cenicero).
¿Qué tipo de té preparo?: Algo calentito, para que nuestro amigo el cazabrujas se sienta como en casa y rememore el aroma a bruja quemada por la mañana. Quizá intente chantajearte cambio de sexo, pero en algún momento se llevará su ración de justicia divina.
¿Cuál es el tema de conversación?: Intenta no hablar mucho, es un paladín conservador de la moral con 70 puntos de resistencia misógina, una bonificación de +10 en paternalismo conversacional tras leer el último libro de Bill Cosby y blande el Bastón de Falondo que aumenta su probabilidad de ataque crítico en un 25% si lo combina con un set de frases de cuñado. Mejor que lo veas como un juego a como una posibilidad real de que existan seres así.
¿Mi velada acabará en Brexit?: Sí, y estarás orgullosa de hacerlo. Vas a hacer un Merkel con las posaderas inglesas del cazabrujas y con un combo crítico por ataque del BCE lo mandas a casa.
