Crónica Cannes 2014: "Adieu au Language" Godard perrea en 3D

Fuente: Joan Sala (filmin)

“Es sobre un hombre y su esposa que ya no hablan el mismo idioma. El perro que llevan a pasear decide intervenir y habla. Cómo lo haré, aún no lo tengo claro. El resto es sencillo” A las introductoria palabras de Jean-Luc Godard, la incendiaria experiencia de "Film Socialisme" y lo que conlleva presentar un título como "Adieu to Language" con un perro como amo y señor de tan genial película, solo nos queda añadir que es en 3D. No hay más que hablar. O sí. ¡Guau!.

¿De qué va?

El punto de partida es sencillo. Una mujer casada y un hombre soltero se encuentran. Se aman, se pelean, llueven los golpes. Un perro vaga entre el campo y la ciudad. Las temporadas pasan. El hombre y la mujer se encuentran. El perro se encuentra entre ellos. El otro está dentro del uno. El uno está dentro del otro. Y son las tres personas. El exmarido lo rompe todo. Comienza una segunda película. Igual que la primera. Pero no. De la especie humana pasamos a la metáfora. Todo acabará en ladridos. Y gritos de bebé.

¿Quién está detrás?

Cuando Thierry Fermaux anunció "Adieu to Language" a concurso en Sección Oficial, la sorpresa vino acompañada de la confirmación que Godard pisaría La Croisette. Demasiado bonito para ser verdad. El emblemático e icónico director vuelve a mantenerse lejos de los focos, aunque no de primera plana.

¿Quién sale?

El perro, sobre todo un perro.

¿Qué es?

El mejor empleo del 3D jamás disfrutado en la gran pantalla

¿Qué ofrece?

Su título habla por si solo, más aún sabiendo que es Godard quien está tras la cámara, y experimentar con anterioridad su rompedor "Film Socialisme", del que sigue el hilo. En su penetrante y desatada "Adieu to Language", el emblemático director francés nos brinda su radical visión y rupturista reflexión sobre el empobrecimiento de la comunicación en el alienado mundo en el que hoy día (sobre)vivimos. Aquí donde Youtube, Facebook y Twitter son las novelas más leídas, donde la conversación cara a cara parece haber pasado a una mejor vida, tras verse abocada a un inevitable espectro marginal por tan escacharrante y degenerada existencia humana. Lo filosófico y profundo se volatiliza mientras lo frívolo, efervescente y etéreo campa a sus anchas. La deshumanización es un hecho, Godard nos prevé de ello, no sin falta de absoluto genio, jocosa ironía y constante vacileo. Que su nueva película sea concebida en 3D es un claro indicio de ello.

Como era de esperar, el maestro francés emplea la tridimensionalidad para demostrar la injerencia, mutación y manipulación que causa su empleo, y no precisamente para promulgar lo espectacular. Es por ello que su aplicación en "Adieu au Lenguage" epata y retuerce, aunque igualmente divierte y sorprende. Y es que, parece mentira que el director más transgresor, iconoclasta y punky del momento rebase ya los 80 años, y sumando. Detalles geniales como evocar la figura de Mary Shelley y su "Frankenstein" para transmitir la monstruosidad que adquiere nuestra existencia, recursos irreverentes como responder con escatología (pedos y caca para ser más exactos) cuando se reflexiona sobre la igualdad o, ante todo, presentar como amo y señor de la película aquel único ser vivo en el universo que se procupa más por quien tiene a su lado que de si mismo: el perro. Él es el espejo en que deberíamos mirarnos. La sabiduria, el descaro, la reflexión, la innovación y la ironía ejercen nuevamente como insobornable idiosincrasia de la incisiva mirada del incombustible emblema de la nouvelle vague. Fenómeno.

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