La vida en el mundo real según Hirokazu Kore-eda

Fuente: Joan Sala (vía Sight & Sound)

La conmovedora historia de un hombre que debe enfrentarse a sí mismo cuando se encuentra con la primera verdadera dificultad de su vida, es el punto de partida de una nueva muestra del sensible, tierno, delicado y en definitiva, inconfundible cine de Hirokazu Kore-eda. A competición en el último Festival de Cannes, y tras competir en Perlas de San Sebastián, estrenamos en filmin el anhelado remake que a Steven Spielberg mataría por rodar. Damos la bienvenida a  "De tal padre, tal hijo" a nuestro catálogo. Y lo hacemos viviendo el mundo según su director, Hirokazu Kore-eda.

Volvemos a recurrir al asombroso arte videoensayístico de Kogonada para sumergirnos en el universo del director de "Nadie Sabe". Un microcosmos marcado por la cotidianidad del día a día, por una mirada sensible, compasiva y entrañable, hacia los grandes dramas que asolan y sacuden nuestro sentido de la vida, como puede ser el contexto del abandono, el rechazo o incluso, la muerte. Maestros como Ozu, obras maestras como "Yi-Yi", son sus inconfundibles referencias. Su última y excelente obra, merecedora del Premio al Mejor Guión en Cannes y entre las favoritas del público de San Sebastián, es una inmejorable prueba de ello.

DE TAL PADRE, TAL HIJO

¿De qué va?

Dos matrimonios reciben la noticia de que 6 años atrás, el hospital intercambió sus hijos por error...¿y ahora qué?

¿Quién está detrás?

Uno de los grandes del cine oriental contemporáneo, el responsable de dos de las mejores obras que la cinematografía asiática nos ha brindado los últimos 20 años, y por descontado, una de las principales estrellas de filmin. Él es el director de "Nadie Sabe", "Still Walking" o "Kiseki".

¿Quién sale?

Masaharu Fukuyama, Machiko Ono, Yoko Maki y Lily Franky. En manos de Kore-eda, todos transmiten una inconfundible naturalidad con sutil desparpajo, haciendo especial hincapie en el protagonista y padre, Masaharu Fukuyama. Y eso que no tiene hijos en la vida real.

¿Qué es?

Marca de la casa, o lo que es lo mismo, una entrañable, sensible y conmovedora mirada hacia la infancia y la vida en familia, solo al alcance de Hirokazu Kore-eda.

¿Qué ofrece?

Si por algo se distingue el cine de Hirokazu Kore-eda es por su tacto, su entrañable sentido y absoluta sensibilidad, para diseccionar los conflictos de la vida familiar partiendo desde la mirada infantil. Una patente de la que hace gala a lo largo de su excelente obra, y que vuelve a repetir en "Like Father, Like Son", incidiendo una vez más en el protagonismo infantil, aunque no bajo su mirada. En este caso, lo hacemos bajo el prisma de un arquitecto obsesionado por el éxito profesional que de repente se entera de que el niño que crió no es el suyo y que su hijo biológico ha crecido en una familia mucho más modesta. Un conflicto que supone el punto de partida para ahondar, no tanto en la lucha de clases, como en la educación que éstas condicionan. La ternura, la cercanía, la presencia y el constante cariño del 'pobre' choca con la rigidez, la ausencia, exigencia y frialdad educacional del 'rico'. Lo que parece tan obvio punto de partida en manos de cualquier director que se tercie, resulta extremadamente sutil, entrañablemente delicado y honestamente conmovedor en manos del director de "Kiseki". Es su 'marca de la casa'.

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