"David Lynch: The Art Life” el secreto está en el proceso
La dificultad de entender a un artista reside, frecuentemente, en su complejo proceso creativo. Debemos desentrañar, como si fuera una adivinanza, ese proceso para poder obtener el significado. La diversión del esfuerzo intelectual para obtener las interpretaciones pertinentes. Puro Sherlock Holmes. Es exactamente como ponerse delante del urinario de Duchamp. El juego está en el proceso. El caso más paradigmático en la gran pantalla es, sin duda, el de David Lynch. ¿Cuántas veces os habéis enfrentado a sus obras y, aunque os hayan deslumbrado y fascinado por su belleza visual, os habéis quedado perplejos ante la dificultad para entrever no ya el mensaje, sino incluso la trama, la historia, el qué quiere contarnos el cineasta estadounidense? Tal vez muchas desde que filmara allá por 1997 “Carretera Perdida”, volviéndose cada vez más críptico, hermético, conceptual. El placer, de nuevo, está en el proceso. Pero no es algo aplicable sólo a su cine, sino también al resto de su producción artística. Porque además de cineasta, Lynch es pintor y escultor.
Y para vislumbrar el sentido de esta segunda facultad del autor de “Twink Peaks” llega hoy a Filmin “David Lynch: The art life”. Un documental en donde el séptimo arte no es mencionado, pero donde podremos sacar decenas de conclusiones a través de la personalidad de Lynch, que se deja retratar con naturalidad hablando, fumando, tomando café (una de las cosas que más hace) y teniendo una vida más lounge que lynchiana. Así la narración nos conducirá desde su infancia, sus padres, sus primeras relaciones, hasta el comienzo del rodaje de la mítica “Cabeza Borradora”. Lynch antes de ser Lynch, pero en el que ya podemos ver todo aquello que luego caracterizará una obra profundamente inquietante y perturbadora. Para que no se pierdan en la(s) obra(s) de otros autores, Filmin les ofrece una pequeña selección de documentales que hablan precisamente de eso, de los arduos procesos creativos. Pasen y disfruten. Ya saben donde se encuentra el placer.
Imprescindible para los seguidores del cineasta, muestra los retratos, la música y la primera obra de Lynch, iluminando los rincones más recónditos de su mundo tan peculiar y único.El genuino director nos lleva a un viaje íntimo a través de los años formativos de su vida. Desde su idílica formación en Montana hasta las oscuras calles de Philadelphia, seguimos a Lynch mientras describe los momentos que le han llevado a ser uno de los artistas más personales de la historia. Y es que, ¿de dónde le vendrán esas ideas? Cualquier persona que haya visto una película del director de "Terciopelo azul" se ha hecho esta pregunta. "David Lynch: The Art of Life" ofrece algunas respuestas a esta cuestión, entrevistando en profundidad al cineasta mientras trabaja en sus cuadros. El resultado es una reveladora mirada a la intimidad de uno de los grandes genios de nuestro tiempo.

Hace poco hablábamos, con motivo del Día Internacional del Teatro, de este documental de Lydia Zimmermann sobre la interiorización que tuvo que llevar a cabo Blanco Portillo de la sufriente y afligida madre del mesías, crucificado por la incomprensión o el odio del resto. Un personaje ideado por Colm Toibin que Agustín Villaronga adaptó para los escenarios en “El testamento de María”. Este documental se introduce en los bastidores y los ensayos de esa obra para desvelarnos el desarrollo de la actriz y su apego al personaje de María, sus dudas y miedos. Y también todo el esfuerzo de Villaronga y su equipo por poner en pie una obra tan fascinante como inabarcable.

THE SPACE IN BETWEEN: MARINA ABRAMOVIC
Innovadora, audaz, transgresora y única. La mujer que fue pionera en el campo de la performance desde principios de los setenta, la que expuso su cuerpo a decenas de tormentos para experimentar los difusos límites del arte y la vida, para tensionar la relación entre el público y la experiencia estética, la que impregnó cada una de sus obras con una fuerte espiritualidad, la que ansió buscar un significado a la relación entre el cuerpo y la conciencia. O, si se quiere, el alma. Siempre buscando nuevas formas para conectar ambas, Abramovic se desplaza en este documental hasta Brasil para experimentar con diversos rituales (Chamanes, festejos primitivos y religiosos, etc). Un desplazamiento en forma de road movie que nos desvela el laborioso e intrincado proceso creativo de la artista serbia.

Isaki Lacuesta, flamante último ganador de la edición de los Gaudí, rindió tributo con este documental a la personalidad y obra de uno de los artistas más célebres, geniales y controvertidos de nuestro tiempo: Miquel Barceló. Y lo hizo a través del exótico y atractivo paisaje de África, un lugar en plena y constante comunión con la obra del mallorquín. Pero este documental no es sólo una privilegiada visita al taller (y la mente) de un artista único, es también el retrato de una población que no tiene casi nada, alborotada y curiosa por la llegada del equipo de filmación extranjero. Y por último es un canto a esa misma tierra, Malí, ejecutada por Barceló y Josef Nadj en una performance que tiene como protagonista al barro, tan primitivo y austero como el territorio, alejado de un gris Occidente de rascacielos, humo y calles pavimentadas.

Uno de los arquitectos más innovadores de los últimos años. Reconocido por su originalidad en las formas y su ruptura total con la tradición. Sin ambas cosas, hubiera sido imposible un edificio como el museo Guggenheim de Bilbao. Pero antes de la construcción, viene el diseño. Los miles de esbozos, las páginas embadurnadas en lápiz, los ensayos, las correcciones, los errores. Todos esos apuntes fueron el punto de salida que el reconocido cineasta Sidney Pollack (“Memorias de África”, “Tootsie”) utilizó para trazar la narrativa de este exhaustivo documental que nos muestra como esas primeras tentativas en papel de Gehry se acabaron convirtiendo en edificios que desafiaban las convenciones, la tradición e, incluso, la lógica. El proceso de un genio que ha marcado algo más que decenas de ciudades. Ha marcado, y creado la imagen, de todo un siglo.

El disco que cambió la historia del flamenco en España. El cantaor Enrique Morente, Lagartija Nick, Leonard Cohen y hasta la inmortal poesía de Federico García Lorca se dieron la mano en este disco, “Omega”. Una obra que fue tan celebrada como criticada, que supuso un punto de inflexión, un punto de no retorno en la historia de la música. Después de él, nada sería lo mismo. Nada podría serlo. Y en este documental se puede ver el largo y accidentado proceso de composición, con la presencia testimonial además de algunas de las personas que estuvieron implicadas, desde el propio Lagartija Nick hasta Borja Casani pasando por Estrella Morente.

El reverso de lo visto hasta ahora. El de jóvenes creativos, ambiciosas, inteligente y que, en un principio, parecen tenerlo todo para cumplir sus objetivos, alcanzar sus sueños. Quieren triunfar en sus respectivos campos artísticos, pero algo se lo pondrá difícil: el estrés, la ansiedad, el pánico. En un mundo veloz y cambiante como el nuestro, no todo el mundo puede adaptarse al ritmo que exige el triunfo. No es vergonzante. Es normal. No son ellos los enfermos. Tal vez lo sea el mundo. En este documental, Sarah Domogala retrata la situación de varios de esos jóvenes: el de Emiel y sus graves y paralizantes ataques de pánico; el de Niki, un diseñador de moda que vive atado a la ingesta continua de antidepresivos, o el de Daniel, ilustrador, que debe enfrentarse diariamente a su trastorno obsesivo-compulsivo. Testimonios sobre el lado más oscuro de los procesos creativos. Porque éstos, como la razón según Goya, también producen monstruos.

