AFF 2018 "Puta y amada" Son de amores

Autor: Gerard Cassadó

En su ya tercer largometraje, Marc Ferrer se consagra como uno de los autores más estimulantes del cine underground español. Almodóvar, Fassbender o John Waters se invocan en sus imágenes junto a Pialat y Truffaut, en la que es su película más cinéfila y nostálgica.

De qué va?
"Puta y amada" exhibe los vaivenes sentimentales de un grupo de amigos que residen en Barcelona. Zaida le ha puesto los cuernos a su novia con Luci, a quien ha conocido en una fiesta. A pesar de que intenta resistirse a sus cantos de sirena, la pasión consigue vencer a la cordura. Marc y Adrià tienen una relación más bien tóxica, puesto que es evidente que no pueden estar juntos, pero parece que tampoco separados. Por su parte, Júlia se ha encaprichado del proyeccionista del cine donde ha ido a ver la última película de Jean-Luc Godard. Y Yurena es una actriz en eterno conflicto con el productor de la película que está rodando, con el que a la vez tiene un affaire no demasiado feliz.
Quién hay detrás?
Marc Ferrer, director barcelonés que ha conseguido trasladar a la Barcelona del presente el espíritu libre, juguetón e irreverente de la Movida Madrileña y de los inicios de directores como Pedro Almodóvar o Fernando Colomo. El suyo es un cine impuro, lleno de imperfecciones, de fragmentos arrancados de la vida de sus amigos, que a la vez son sus actores. Después de debutar el 2016 con "Nos parecía importante", presentó el año pasado "La maldita primavera" a el Atlàntida Film Fest de Filmin, donde ahora vuelve con "Puta y amada".

Quién sale?
La cantante Yurena, antes conocida como Tamara, y Nausicaa Bonnín, son los rostros más reconocibles de un film donde volvemos a encontrar algunos de los amigos personales del director, como su pareja, Adrià Arbona, líder del grupo Papa Topo, Júlia Betrian o Zaida Carmona, auténtica revelación del film.
Qué es?
"Nosotros no envejeceremos juntos" (Maurice Pialat, 1972) + "Laberinto de pasiones" (Pedro Almodóvar, 1982).
Qué ofrece?
Si tuviéramos que elegir un gesto, una marca autoral, que resumiera el cine de Marc Ferrer, lo encontraríamos en aquellos instantes en que los actores miran sin disimulo a cámara cuando acaban de decir su frase, cuando esta no les sale o cuando finaliza su performance. Era un gesto constante a "La maldita primavera" mucho menos presente en "Puta y amada" pero identificable en una brillante escena en la que Adrià Arbona, el personaje y quizás también la persona, toca al piano las últimas notas de una canción de desamor ante la expectación de sus compañeros de Papa Topo. En cualquier otra película el director cortaría antes la escena para dejar fuera de la narración este gesto inocente en el cual se tumba la cuarta pared con contundencia y se hace más evidente que nunca que aquello que estamos viendo no es más (ni menos) que una ficción. Pero Ferrer mantiene la coda. A veces parece que sus películas están construidas con fragmentos que otras películas desecharían. Pero el gesto tiene coherencia: si, como él mismo confiesa, Marc Ferrer hace películas con y para sus amigos, para recordar en el futuro como eran y como sentían en este momento de sus vidas, es lógico que en una misma escena, en el mismo plano, el personaje se saque la máscara para acontecer persona.

"Puta y amada" es probablemente la película más refinada de Ferrer, afirmación que sorprenderá sin duda a aquellos que lo descubran con este film. El director combina aquí las burbujas, el kitsch y la esencia queer con una cinefília militante. La mezcla permite formar parejas de baile insospechadas, y es que en pocas películas podríamos encontrar juntos al maestro Paulino Viota impartiendo una charla en el Zumzeig de Barcelona y a Yurena discutiendo por teléfono en un bar de copas. Las citas más o menos directas a Truffaut o Bazin, y el espíritu agridulce de las diferentes historias de amor y desamor que se suceden dan pie a reconocer "Puta y amada" como la obra más melancòlica e incluso "seria" de Ferrer, por mucho que en la apertura los Papa Topo versionen una canción de Rocío Jurado. En realidad, y de esto "Paquita Salas" nos ha hecho una buena demostración, no hay nada más cercano a la épica de las pasiones que una canción de Rocío Jurado.
Menos alocada que de costumbre, "Puta y amada" continúa siendo una película "mal hecha" según los cañones, pero con más alma y verdad que la mayoría de títulos que pasan por nuestros ojos a lo largo del año. Los puristas se llevarán las manos a la cabeza, pero uno se no puede más que agradecer que desde fuera de los márgenes de la industria hayamos visto brotar a alguien tan interesante como Marc Ferrer.

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