"Muga deitzen da pausoa" todo queda en casa
La realizadora euskalduna Maider Oleaga reivindica con su nueva película la figura de Elbira Zipitria, una pedagoga vasca, impulsora de la enseñanza en euskera y madre biológica de las ikastolas, cuya historia es mucho menos conocida de lo que debería. O al menos así era hasta que ha llegado a nuestros ojos "Muga deitzen da pausoa", un extraordinario biopic no al uso, personalísimo documental de carácter semi-experimental y halo decididamente poético, que se construye sobre la presencia de una ausencia, que confía en la fuerza de la palabra y ante todo, del espacio, a la hora de devolver a la vida a un personaje clave que perecía incomprensiblemente olvidado. Tras triunfar en el pasado Festival de Gijón, "Muga deitzen da pausoa" llega a Filmin.
¿De qué va?
Dos mujeres se reúnen en un apartamento de San Sebastián. Una está viva y es la propia Maider Oleaga, la otra se llama Elvira Zipitria Irastorza y murió en 1982. La cineasta descubre que Elvira dirige la primera escuela clandestina vasca en ese mismo apartamento a lo largo de más de 30 años bajo la dura dictadura de Franco. Fue política, profesora y defensora de la lengua vasca. Y a pesar de su trabajo pionero, sigue siendo una desconocida para muchos en Euskadi. La cineasta, ansiosa por saber más, comienza diferentes tipos de métodos de investigación, siendo el principal la propia realización de la película.
¿Quién está detrás?
Es, sin duda alguna, uno de los rostros más reivindicables y personales del cine vasco contemporáneo. A caballo ente España y México, Maider Oleaga ha trabajado en el equipo de dirección de largometrajes de palabras mayores como es el caso de "La pelota vasca" de Julio Medem o "Apocalypto" de Mel Gibson. Sin embargo, ha sido en los últimos años, en el momento que definitivamente ha vuelto a casa, que ha emergido su figura dentro del panorama festivalero nacional. Y es que ya se sabe, lo bueno se hace esperar.
¿Quién sale?
La presencia de una ausencia. Ante cámara vemos a la propia directora, Maider Oleaga, quien también entrevista algunos antiguos alumnos de Elbira Zipitria, cuya presencia la sentimos en todo momento a través de su ausencia, a través de los espacios vacíos de una casa (con permiso de Elbira, la verdadera protagonista) que, mediante su calculado y meticuloso trabajo de cámara, la directora vasca logra que evoquen en todo momento su figura y alma.

¿Qué es?
El perfecto complemento para "Aita".
¿Qué ofrece?
Comentaba Maider Oleaga en una interesantísima entrevista concedida a El Diario Vasco que la forma en la que hace las películas es un modo de vida. Un modo de vida y añadimos, de sentirla. La principal razón que llevó a la cineasta euskalduna a realizar "Muga deitzen da pausoa" fue principalmente la de reivindicar y dar a conocer la figura de una mujer que en su propia tierra es mucho menos conocida de lo que debería ser. Dicho de otra forma, el de salvaguardar y reivindicar las raíces que han dado forma a su identidad, unos orígenes estrechamente ligados a los valores y tradiciones de su tierra natal. De hecho, he de reconocer que siendo yo euskaldun, habiendo sido educado en una ikastola, no conocía la historia de Elbira Zipitria por más que debería. Fue gracias a la figura de esta mujer obstinada y luchadora que a día de hoy existen las ikastolas y por ende, la enseñanza en euskera. Profesora, militante política y cultural, Elbira no cesó en su empeño de inculcar el idioma y sobre todo, de preservarlo. En tiempos de represión y dictadura, como fue el caso de la época franquista, a esta maestra no le quedó otra que hacer de su casa una trinchera clandestina desde la cual salvaguardó con uñas y dientes la verdadera esencia de una cultura. Exactamente, el idioma.
Es sobre estos mimbres que Maider Oleaga teje un biopic no al uso, un personalísimo documental de carácter semi-experimental y halo decididamente poético que se construye sobre la presencia de una ausencia, que confía en la fuerza de la palabra y ante todo, del espacio, a la hora de devolver a la vida a un personaje clave que perecía incomprensiblemente olvidado. "Muga deitzen da pausoa" parece fascinada por el papel que el mismo cine desempeña como un fantasma en el interior de la casa, por la relación que existe entre su protagonista y los espacios repetidos que simbolizan con gran poderío evocador el paso del tiempo. En efecto, tal y como nos apuntan desde el propio festival, aquí confluyen diario filmado, el ensayo y la investigación histórica. Es algo así como si la investigación de campo previa a una producción se convirtiera en si misma en la propia película. Donde cada uno de los calculadísimos planos de "Muga Deitzen da pausoa" rebosan vida desde el vacío. Hermosos y estimulantes cuadros asimétricos en los que es el encuadre el que da forma a dos espacios diferentes aún y partiendo de uno mismo. En muchos de ellos encontramos a un lado a la propia Maider mientras que en el otro asoma el fantasma de Elbira Zipitria. Y es que parece que Elbira ha vuelto a para quedarse, uno diría.
