Crónica Donosti 2013: "Enemy" doble demente
Es uno de los platos fuertes que nos tenía preparados la 61 edición del Zinemaldi. La adaptación de "El hombre duplicado" de José Saramago protagonizada por Jake Gyllenhaal y dirigida por Denis Villeneuve. "Enemy" es un thriller extremadamente psicológico destinado a dejar al público 'doblado', tal y como hace con su angustiado protagonista.
¿De qué va?
Adam es un profesor gris y aburrido que lleva una vida monótona, hasta que descubre la existencia de Anthony, un actor de poca monta que es físicamente igual que él.
¿Quién está detrás?
El director de "Incendies" y el autor de "Un ensayo sobre la ceguera". Denis Villeneuve adapta a José Saramago.
¿Quién sale?
Jake Gyllenhaal por partida doble. Sus singulares musas son Mélanie Laurent, Sarah Gadon e Isabella Rossellini.
¿Qué es?
Podría ser "El Almuerzo Desnudo" de Monte Hellman, "El doble" de Dostoievski adaptado por el Aronofsky de "Pi" o, como bien afirman nuestros amigos de The Playlist, el "Memento" de Claire Denis o una peli de Brian de Palma rodada por el Paul Thomas Anderson de "Pozos de ambición". Ahí es nada.
¿Qué ofrece?
El director de "Incendies" vuelve al ataque (y por partida doble) en su versión más fría y calculadora, pero también con su registro más arriesgado y desatado. "Enemy" es un mind blowing en toda regla, un relato de tintes fantasmagóricos y de discurso absolutamente impulsivo e introspectivo, pero también de un largo alcance social, justamente como bien mandan los cánones del maestro literario a quien adapta. El reflejo existencial de todo aquello que anhelamos, o más bien ambicionamos llegar a ser, es el enemigo número uno de Denis Villeneuve. Sus armas para neutralizarlo, una cruda y distante narrativa despojada de todo posible artificio y efectismo, una atmósfera áspera, fría y desolada, que envuelve una puesta en escena depresivamente claustrofóbica y perversamente minimalista. Pero no nos equivoquemos, también un arrollador poderío sensorial que convierte a "Enemy" en una propuesta agresiva y penetrante, incisiva y absorbente, y definitivamente cautivadora. Como si Claire Denis dirigiera su "Memento", el Darren Aronofsky de "Pi" adaptara a Dostoievski, Monte Hellman le diera por pegarse un Almuerzo Desnudo con humor kafkiano, o el enano de la "Carretera Perdida" de David Lynch me dijera en plena fiesta que en ese mismo momento está en mi casa. Así me quedo, enfermizamente hipnotizado. Y por cierto, nada de fiesta.
Nota: 7 / 10