Cápsulas de filmin: Del expresionismo alemán al cine negro (parte IV)

Autor: Ariel Fernández Verba Fuente: Ariel Fernández Verba

Cuarta y última Cápsula de cine dedicada a la influencia del expresionismo alemán en el cine negro. Un carácter que une a "Metrópolis" (Fritz Lang, 1927) como a "La ciudad desnuda" (Jules Dassin, 1948) son las ciudades. Las ciudades no solo como escenarios sino también como personajes. Lecturas a vista de pájaro de historias mínimas que derivarán, tarde o temprano, en la parte por el todo.

La ciudad, al igual que el cine según S. Kracauer, es el resultado de un trabajo colectivo y por ello es un reflejo, no de un único autor, sino de un amplio espectro de puntos de vista.

Siendo este espectro naturalmente colosal, tanto un cruce de calles como una aglomeración o un atraco funcionarán como la parte por el todo que signifiquen lo inabarcable de su narración, y es ahí donde el cine entra en escena.

Plantear un conflicto supone la inauguración de un mínimo de dos partes, dos partes condenadas a habitarse, que vivan la constante amenaza del choque y cuya fricción terminará regulando las dinámicas urbanas del momento.

En "Metrópolis" de Fritz Lang, vemos que tal división de las partes son claras: los ricos arriba y los pobres abajo. Verticalidad fácilmente traducible a fracturas sociales consumadas, de brechas ya incuestionables y destinos que solo podrán modificarse rompiendo anonimatos.

En "La ciudad desnuda" de Jules Dassin, nos encontramos con otra ciudad dividida en partes, dos partes que, entrados ya de pleno en el S.XX, pasaron a llamarse "los buenos y los malos". Y esta, a diferencia de "Metrópolis", plantea un conflicto horizontal.  Aquí tanto "buenos" como "malos" viven sobre el mismo plano, se siguen las pistas y se camuflan en la multitud, volviendo el asunto de lo anónimo a la cuestión ciudadana.

Sea pues el personaje principal un gran plano general y su historia, la historia de una ruptura, el cine aportará a la resolución de esta lucha un lento zoom que durará hora y media, dos horas, y que dejará en tablas el debate sobre la particularidad de la ciudad, y lo general del individuo. 

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