5 claves que traducen un debut en una obra mayor

Autor: Lucas Álvarez Fuente: Filmin

¿Cómo se comporta una sociedad que debe acoger el regreso de un adolescente condenado por asesinato?. “The Here After” mantiene el suspense marcando distancia respecto a ese famoso crimen del que la película narra "el después". Y lo hace a través de la mirada observacional, de un brillante empleo del fuera de campo. Toda una lección de lenguaje cinematográfico que invita a la reflexión sobre la dureza de la reinserción social que impera en nuestra Europa a día de hoy. Un debut digno de enmarcar que se revela en una obra mayor. ¿Sus claves?

Esta coproducción sueco-polaca destaca dentro de los títulos de nuevos realizadores europeos que se incluyen en la presente edición del Atlántida Film Fest. Ópera prima del cineasta de origen sueco Magnus Von Horn formado en la prestigiosa Lodz Film School donde se forjaron autores de la talla de Roman Polanski, Andrzej Wajda o Krzysztof Kieslowski. Todo un debut que tras causar furor en la Quincena de Realizadores de la 68 edición de Cannes y participar en el último Festival de San Sebastián, desembarca en el Atlántida Film Fest previo paso a estrenarse en nuestras salas de la mano de Piramide Films.

1.EL DESPUÉS QUE PRECEDE AL ANTES

John vuelve a casa con su padre y su hermano con la idea de rehacer su vida e integrarse de nuevo tras cumplir condena en prisión por cometer un crimen del que apenas tenemos información. El rechazo y desprecio con el que le acogen todos los que le rodean vuelven a hacer brotar en él los mismos impulsos que lo llevaron a su situación actual.



2. UN CRIMEN CON MÚTIPLES CULPABLES

La película parte una vez ocurridos los hechos y el guión desvela a cuentagotas los motivos y detalles del crimen que llevaron al protagonista a encontrarse entre rejas. Pero verdaderamente podríamos estar visionando el relato ya pasado, es decir, el director pretende culpabilizar a toda una sociedad (que en este caso se limita a su pueblo y familia) del estado del joven. Con su cámara levitante consigue la expectación necesaria para atisbar que en cualquier momento puede tener lugar un posible estallido del gélido e inexpresivo protagonista interpretado por Ulrich Munther (quien además de protagonizar “The Here After” es reconocido como el Justin Bieber sueco por su exitosa faceta musical que le ha llevado a firmar con Universal Studios)

3.
LA CÁMARA FIJA QUE SUBORDINA EL TIEMPO

A través de la quietud de los numerosos y acechantes planos fijos, el director provoca que el espectador juzgue la situación como un compañero de pupitre o un vecino más. Su distante posicionamiento en muchas de las secuencias hermetiza la acción alejándola de la mano del protagonista, ya sea mediante la composición desde el salpicadero de un coche, el asiento de un tractor o entre dos puertas de cristal. El silencio y la lejanía de John respecto a lo que sucede, no son más que la muestra de la desconexión emocional del personaje mientras, la cámara, como un elemento infiltrado, subordina al tiempo en el film.




4. EL FUERA DE CAMPO QUE SEÑALA CON EL DEDO

Una sobreutilización del fuera de campo podría resultar un experimento fallido y tedioso pero en este caso el sueco logra enfatizar el aislamiento del personaje respecto a su familia y al resto de habitantes de su aldea, un aislamiento a base de desenfoque y primeros planos que captan como toda una sociedad le repudia y le expulsa. Crítica a una sociedad enferma que no encuentra perdón, una sociedad directamente culpable del crimen, que como el director muestra explícita e implícitamente en su narrativa audiovisual, no puede lavarse las manos.




5. LOS CUADROS QUE NOS LLEVAN A OZU

A pesar de las diferencias que mantienen sus cines, Von Horn hereda recursos espaciales de oriente en cuanto al encuadre y el dibujo de cada uno de sus planos. Es habitual ver como Ozu sitúa a sus personajes jugando en la composición con las distintas líneas del tatami, las vigas o los marcos de las puertas, configurando un lienzo en el que existe un espacio dentro de otro. Esta técnica de sobreencuadre también puede traernos a la cabeza al occidentalizado Kar-Wai.




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