15 claves que quizás no conozcas de "Cadena Perpetua"

Fuente: Manel Carrasco

Todo empieza con una lista de mujeres con ojos bonitos. En 1989, un informático británico llamado Cal Needham cuelga en Usenet una relación de actrices bajo el muy revelador título de “Those eyes”. Pronto, otros usuarios de esta red de comunicaciones, una de las más antiguas de Internet, empiezan a añadir sus propias listas, siempre sobre el mundo del cine. En 1991 Needham idea una herramienta de consulta de las principales enumeraciones que se han generado hasta el momento (directores, actores y actrices) y, cinco años más tarde, el tinglado que ha montado se constituye en empresa. Ha nacido la Internet Movie Database, el mayor aglutinador de datos sobre el mundo del cine que existe en la red y, posiblemente, también en el mundo real.

¿Y a qué viene este rollo? Resulta que una de las secciones más consultadas de IMDb es, precisamente, una lista. Concretamente, una de las 250 películas mejor valoradas de la web, siempre según unos parámetros que podríamos considerar discutibles. Puede que no estén todas las que son, pero hay nombres sonados y aclamados en todos los rincones del planeta de los que se habla a menudo y se hablará en el futuro. Y luego hay títulos más discutibles, grandes ausencias, polémicas muy agrias y alguna que otra sorpresa. La mayor, sin duda, pertenece a la película que ocupa el número uno del ránquing. Un título de carrera muy extraña, capaz de no dar nada cuando se esperaba todo de él y de arrasar cuando todos lo consideraban un fracaso. Tras años de reinado, IMDb cambia el sistema de votación y El padrino (1972), que ocupa el segundo puesto, parece desbancarla… pero solo es un espejismo. Pronto recupera la primera plaza y, desde entonces, Cadena perpetua (1994) se mantiene imperturbable, improbable ganadora por encima de 249 títulos más de relumbrón.



¿Pero qué demonios tiene la película de Frank Darabont, que tanto gusta? Un conjuntadísimo reparto, un guion sin fisuras, una historia que atrapa y un par de escenas para poner en la galería de los clásicos. Puede que lo de IMDb sea una exageración, pero la gran tapada de 1994 es cine con mayúsculas.

1-One Dollar Baby: A finales de los años 70, Stephen King descubre que su trabajo como escritor de cuentos y novelas de terror se está haciendo considerablemente popular gracias, entre otras cosas, al cine. El éxito de Carrie (1976) es un buen augurio de lo que puede venir, y de hecho vendrá, en los siguientes años, pero en el momento en el que nos encontramos lo que King recibe no son millones de dólares en royalties, sino cartas. Concretamente, misivas de estudiantes de cine que le piden permiso para adaptar alguno de sus cuentos como cortometrajes. Y Stephen King, pese a la negativa, los ruegos, las amenazas y las posibles defenestraciones de su agente, dice que sí. El trato es el siguiente: él cede uno de sus relatos cortos (pero no los derechos, que los retiene) para un cortometraje siempre y cuando éste no tenga una salida comercial. A cambio, recibirá un dólar como pago y una copia en videocasete, que estamos en los 70 y Filmin aún no existe. El acuerdo sigue en pie hasta hoy, para con todos los estudiantes de cine que lo soliciten. King recibe las cintas y las coloca en una estantería con un rótulo: “Dollar Babies”. La mayoría de ellas no valen gran cosa, son los primeros balbuceos de futuros profesionales, pero un día recibe una cinta más, la enésima, con un cortometraje dirigido por un chaval de veinte años y basado en su relato “The Woman in the Room”… y queda impresionado por lo que ve. Al echar una ojeada al paquete que contiene el videocasete, lee un nombre que, aunque él aún no lo sabe, quedará inevitablemente ligado a su posterior carrera: Frank Darabont.



2-Querido Stephen King: Pasan los años. Frank Darabont está haciendo carrera como guionista de terror cuando, a mediados de los noventa, decide agarrar la cámara y rodar su primer largo. Suyos son los guiones de Pesadilla en Elm Street 3 (1987), el remake de El terror no tiene forma (1988) o La Mosca II (1989), además de varios capítulos de Las aventuras del joven Indiana Jones (1992-1993). Nada demasiado destacable, para qué vamos a negarlo, aunque también cuente en su haber con un par de entregas de Las historias de la cripta (1990-1992) y uno de los segmentos de Las nuevas historias de la cripta (1992), esa película por episodios que incluía un curioso homenaje a Senderos de gloria (1957).

El caso es que Frank Darabont quiere dirigir, y el problema es que para su opera prima le proponen… una de terror, y encima con niños. Poco entusiasmado con la idea, decide escribir a Stephen King y proponerle la adaptación de otro de sus cuentos, pero esta vez totalmente alejado del género por el que se lo conoce y en el que Darabont ha hecho su mili particular a base de secuelas. Escritor y futuro director llevan años siendo amigos por correo, desde los tiempos de los Dollar Babies, aunque nunca se han visto persona. King acepta, encantado de la vida, y le vende los derechos de su relato Rita Hayworth en Shawshank Redemption por la más que módica suma de mil dólares. Es entonces cuando los dos amigos se encuentran por primera vez.

Darabont se pone a escribir sin parar. Cada domingo, se permite una pausa para ver Uno de los nuestros (1990) y se inspira en el trabajo de Scorsese con la voz en off y el tratamiento del paso del tiempo para componer la película. En ocho semanas el guion está acabado y pronto las copias circulan por Hollywood causando furor: aquello huele a bombazo. Tom Cruise dice que quiere hacerla. Nicolas Cage dice que quiere hacerla. Y si se lo hubiesen preguntado al Pato Donald, ya podéis estar seguros de que hubiese querido hacerla.



3-Cuenta conmigo, Frank: Antes de que la producción se ponga en marcha, Darabont recibe una sugerente oferta de Rob Reiner, que quiere dirigir el guion. Durante un tiempo la proposición se considera muy seriamente, no solo porque Reiner, enamorado de la historia, le acaba de ofrecer dos millones y medio de dólares por los derechos, sino también porque entre sus anteriores trabajos encontramos Cuenta conmigo (1986), basado en otro atípico relato de Stephen King y, rotundamente, una condenada maravilla. Al final, Darabont entiende que es su oportunidad de entrar por la puerta grande de Hollywood y decide seguir adelante con la idea de dirigir la película él mismo.

4-Red: Darabont no pierde la calma. En la novela, el personaje de Red es descrito como un irlandés de mediana edad, con lo que Paul Newman y Robert Redford se posicionan para hacer el papel. También lo hacen Clint Eastwood, y Harrison Ford. Muchos pretendientes de peso alrededor de un solo guion, pero Darabont lo tiene claro: él quiere a Morgan Freeman. ¿Un irlandés, explícitamente descrito como de piel blanca, interpretado por un actor negro? Claro que sí, con la voz grave y el carisma que el cineasta busca en alguien como Freeman. Se llevará una nominación al Oscar, y su carrera dará un (otro) vuelco. En un momento de la película, Red dice: “puede que sea porque soy irlandés”, y el público y los personajes ríen la broma. Pues resulta que sí es irlandés.



5-Andy: El papel de Andy Dufresne está un poco más en el aire. Además de Tom Cruise y Nicolas Cage, Johnny Depp y Charlie Sheen están interesados. Tom Hanks es un candidato a tener muy en cuenta, pero el rodaje de Forrest Gump (1994) se lo impide y, mira, la jugada no le sale tan mal. El que sí mete la pata hasta el fondo es Kevin Costner, que tiene que rechazarlo para irse a rodar esa maravilla de los parques de atracciones ruinosos que es Waterworld (1995). Al final se lo lleva Tim Robbins, y Costner se pasa los siguientes años dándose de cabezazos contra cualquier estructura consistente. Por cierto, a modo de curiosidad, uno de los candidatos para interpretar a Tommy Williams es un jovenzuelo llamado Brad Pitt.

6-Shawshank (SPOILER): La prisión de Shawshank es un elemento habitual en las historias de Stephen King, si bien solo en esta ocasión la acción se desarrolla entre sus muros. King se inspiró en la antigua penitenciaría estatal de Maine, en el pueblo de Thomaston, pero a principios de los 90 el edificio no está para demasiados trotes, así que Darabont y su equipo prefieren rodar en el reformatorio del estado de Ohio, que acaba de ser cerrado. De hecho, el gobierno quiere demolerlo tras el rodaje, así que se puede decir que el director de arte tiene vía libre para hacer con el espacio lo que le dé la real gana. Todos los exteriores pertenecen a esta instalación, aunque el estado de algunas salas es tan deplorable que se opta por rodar varios interiores en un plató. El escenario es un caramelo, pero tiene una sola pega: está ubicado en la ruta de vuelo de los aviones de la Guardia Nacional de Ohio, con lo que cada dos por tres el rodaje debe detenerse por el ruido atronador de estos condenados trastos. Por cierto, al acabar la película, el gobierno cambia de opinión y decide no derribar el complejo. Actualmente es un museo y un escenario para rodajes. Y los decorados de Cadena perpetua, incluyendo el túnel de Andy, siguen aquí.



7-Unos extras muy adecuados: Mansfield está que no cabe en sí de gozo. Hollywood ha desembarcado en este municipio de 45.000 habitantes y trae bajo el brazo un guion basado en una obra de Stephen King. La noticia se extiende a la velocidad habitual en una ciudad donde todos sus habitantes son vecinos, y pronto la oficina donde se realiza el cásting para los extras se ve asaltada por riadas de ciudadanos deseosos de sus cinco segundos de fama. Todo el mundo quiere salir en la película, pero casi nadie lo hará. Por mucha ilusión que demuestren, lo cierto es que los mansfieldianos tienen la irritante costumbre de trabajar en su día a día y pocos son los que pueden compaginar su jornada laboral con los horarios del rodaje. Así pues, miles de solicitudes y, al final, una alarmante carestía de figurantes y extras. Es en ese momento cuando Darabont y su equipo deciden pedir ayuda a unos actores tan adecuados como improbables: a los usuarios de un centro de rehabilitación que resultan ser, en su mayoría, estafadores y ladrones de perfil bajo. Una cuadrilla de exreclusos para interpretar a reclusos. Mejor, imposible.

8-Gilda: En el relato original hay una escena en la que Andy, Red y el resto de los presos están viendo una proyección de Días sin huella (1945). Darabont quiere trasladar la escena a su película manteniendo la misma referencia al trabajo de Billy Wilder, pero los derechos del film están en posesión de la Paramount y no parece que estén muy entusiasmados con la idea de cederlos a una compañía rival como Castle Rock. Parece un problema, pero en realidad es un golpe de suerte, porque al echar una ojeada al catálogo de películas libres de derechos Darabont descubre un título que referencia como pocos la figura de Rita Hayworth, tan presente en el relato, y que además le va como anillo al dedo para la escena que quiere rodar: Gilda (1946).

9-Una voz en dos tiempos: Normalmente, toda voz en over de una película se graba tras el rodaje para poder ajustar el tempo y el contenido del texto a lo que finalmente se ha traducido en imágenes. Esta vez, Darabont decide jugársela y le pide a Morgan Freeman que lo haga ANTES de empezar a rodar para usar el resultado en el set como referente para el ritmo de las escenas, a modo de metrónomo. Freeman se traslada a un estudio de grabación en Iowa y en solo 40 minutos clava a la perfección todo el texto, así que, una vez más, este actor de presencia imponente y mirada socarrona acaba de demostrar que es una bestia parda de la interpretación, pero (siempre hay un “pero”) algo ocurre. Un ligero siseo se cuela en la grabación, y ni los mejores técnicos de sonido son capaces de arreglarlo. Un condenado ruidito, y todo el trabajo se va al traste. La productora decide regrabar la voz, pero esta vez nada de casetas de pino podrido en el patio de atrás de una granja de Iowa. El trabajo se hará en un estudio especialmente preparado, con la tecnología más moderna. Freeman vuelve a hacer su trabajo, pero esta vez tarda tres largas semanas.



10-Silencio, cuervo: Andy entra en la biblioteca buscando a Brooks pero solo encuentra a su cuervo. -“Jake, has visto a Brooks?”-y el cuervo le responde con un graznido. La escena tiene su enjundia, porque el graznido del pájaro debe producirse después de que Andy diga su línea. Si lo dice antes no sirve para nada, y si coincide con la pregunta le pisa su texto. ¿Habéis intentado amaestrar a un cuervo? Parece ser que el equipo de Darabont no, o que si lo intenta, lo da por imposible. Sea como sea, Tim Robbins decide que si el cuervo no se ajusta a la escena, la escena se ajustará al cuervo. Tras estudiarlo a fondo, y ante el asombro de Darabont, logra trazar un patrón en sus graznidos que le permite colar su frase. Por eso, en esta escena, vemos cómo Andy se aproxima lentamente a Jake y le observa detenidamente antes de lanzar su línea del guion. Robbins se comporta como un cazador, buscando el momento exacto de disparar a su presa.

11-Una pelota de béisbol: La primera vez que Andy y Red cruzan unas palabras es en el patio de la prisión. Freeman lleva un guante de béisbol y lanza una pelota mientras se desarrolla la escena. La lanza una vez, y otra, y otra, y otra más… Durante nueve horas (540 minutos, 32.400 segundos) Darabont dirige la escena, los extras pasan de un lado a otro de la pantalla y Robbins dice sus líneas, pero por encima de todo Freeman lanza la pelota. El esfuerzo lo hace polvo, pero no se queja ni una sola vez. Eso sí, al día siguiente aparece en el set con el brazo en cabestrillo.

12-Como el cine mismo (SPOILER): Por si alguien dudaba de la verosimilitud de la fuga de Andy, en 2007 dos reclusos de la prisión de Union County se escapan inspirándose en Cadena perpetua. Durante meses, estos criminales, imputados por robo y homicidio,cavan un túnel para unir sus celdas y otro más para salir de la penitenciaría, y lo disimulan con posters de pin-ups clavados en la pared. A diferencia de lo que ocurre en la película, la policía logra localizarles en México y los detiene. Les van a caer cinco años más, pero para entonces ya es tarde: los dos convictos han dejado una nota antes de huir, en la que se burlan de uno de sus guardas, y éste, sumido en una depresión, acaba por suicidarse.



13-La imposición de los productores (SPOILER): Antes de empezar el rodaje, Frank Darabont pacta con Castle Rock una reducción en sus honorarios a cambio de hacerse cargo de la dirección de la película. No es el acuerdo más raro del mundo del cine y, con suerte, en la práctica debería darle margen para tomar las decisiones artísticas que considere oportunas, pero la productora tiene una exigencia con la que el director tendrá que tragar. En el guion, la película se cierra con Red montado en el autobús, de camino al lugar donde, en principio, lo espera Andy. No llegamos a ver la reunión entre los dos amigos y, a tenor de las reflexiones de Red, ni tan siquiera podemos asegurar al cien por cien que ésta se llegue a producir. Un final abierto, deliberadamente ambiguo, que es muy del gusto de Darabont pero no de los productores, que le exigen que el encuentro se produzca ante los ojos de los espectadores. Darabont tiene que dar su brazo a torcer, pero se reserva una pequeña venganza. ¿Quieren que veamos el encuentro? Claro que sí, pero nada de intensos abrazos tomados desde varios ángulos, ni de planos cortos con rostros surcados en lágrimas. Un plano general, lo más abierto posible, con los dos hombres acercándose y sin texto. Y a tomar viento.



14-Fracaso: El 14 de octubre de 1994, Cadena perpetua se estrena en 944 salas de todo Estados Unidos. Tras la expectación que ha generado el guion, primero, y el rodaje, después, todo son buenos augurios para la cinta. Pero la taquilla es imprevisible: el primer fin de semana solo logra 2, 4 millones de dólares de recaudación, lo que da una media de 2.545 dólares por sala y la manda de cabeza al puesto número nueve del ránquing de las más vistas. La cosa no pinta bien, nada bien, y la tendencia no se corrige. A finales de noviembre la película ya se ha caído de las carteleras, y lo peor es que apenas lleva recaudados dieciséis millones de dólares para cubrir un presupuesto de veinticinco. Es verdad que aún faltan las ventas internacionales, pero si una película norteamericana no logra dar beneficios en su mercado interno se considera a menudo un fracaso. Y la película de Darabont tiene toda la pinta de llevar ese camino. En febrero de 1995 se reestrena, porque la Academia la acaba de nominar a siete premios Oscar, incluyendo mejor película, guion, y actor protagonista para Morgan Freeman, pero ni por ésas. La película de Frank Darabont deja la cartelera con solo diez millones de dólares más recaudados, que logran cubrir los gastos por muy poco, y encima Pulp Fiction (1994) y especialmente Forrest Gump (1994) le birlan todas las estatuillas. Ahora ya se puede decir en voz alta: Cadena perpetua es un fracaso.

15-Larga vida al home video: Y, entonces, ocurre algo inesperado. A la Warner Bros, que se encarga de distribuir la película, le da un jamacuco y decide producir 320.000 vídeos de Cadena perpetua para el alquiler. El movimiento es una animalada, especialmente tras ver que los espectadores han rechazado la película en los cines. A alguien de ahí dentro se le ha aflojado un tornillo, le ha dado al botón equivocado, es su primer día en la oficina y no sabe lo que hace o, quizás, lo acaban de despedir y ya le da igual todo. El caso es que los videoclubes norteamericanos se ven inundados de copias de la película y todo apunta a que acabarán sirviendo de soporte a un armario que cojea.

Pero no, los espectadores que han podido ver el film se han dado cuenta de su valor y han empezado a recomendarla a sus familiares y amigos. El boca-oreja, ese fenómeno que a este lado del charco salva muchas películas, empieza a extenderse y a abarcar el mismo radio que las numerosas copias expedidas por Warner Bros. De esta manera, consumidores de todo el país empiezan a alquilarla una y otra vez, dibujando sin saberlo una curva ascendente que convierte a Cadena perpetua en el mayor éxito del home video en 1995. En algún rincón de la mente de Frank Darabont una vocecita debe estar gritando “viva el VHS”, porque lo cierto es que la película consigue una segunda e inesperada vida que se extiende a los canales de cable, especialmente después del éxito de audiencia que le supone a la cadena TNT su emisión en 1997 (desde entonces, es uno de los títulos más repetidos por este canal). Al final, haciendo números, estamos ante una de las películas más rentables del mercado del alquiler de cine. Nadie se esperaba una segunda oportunidad, y menos en la era pre-DVD y pre-Internet. Nadie hubiera apostado porque Cadena perpetua se consagraría después de su paso por el cine, ni que alcanzaría su condición de clásico tras caer en la lona, cuando ya no se daba un duro por ella. A veces hay películas que acaban ocupando el lugar que les corresponde pese a todas las adversidades, contra viento, marea, taquillas y malos augurios, como si al final su propia calidad les bastase para lograrlo. A menudo las llaman “clásicos”.



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