15 claves que quizá no conozcas sobre Alex van Warmerdam

Autor: Filmin

Estrena película en Sitges, es el responsable de uno de los mayores WTF de los últimos años, "Borgman" (ganadora también en Sitges), así como uno de los directores que si no conoces, deberías conocer. Alex van Warmerdam llega a Filmin gracias a Eurovod con la mayor parte de su filmografía. Y para conocer a tan genial e inclasificable figura, y con la ayuda de la excepcional web Senses of Cinema hemos recogido 15 claves imprescindibles para entender su cine. A él.

1. La realeza holandesa

Dinamarca tiene al explosivo Nicolas Winding Refn y al inclasificable Lars Von Trier; Bélgica a los veteranos Hermanos Dardenne y Michael R. Roskam; Austria al corrosivo Ulrich Seild y a la leyenda Michael Haneke, ¿Y Holanda? Carentes de un director de carácter meramente autorial, Holanda ha construido su leyenda cinematográfica alrededor de dos figuras: Jori Ivens, maestro del documentalisto y Paul Verhoven, uno de los directores comerciales más personales que ha parido Europa (¿recordáis "Starship Troopers"?). No sería hasta 1989, con su debut "Abel", que los holandeses encontrarían ese bastión perdido del cine de autor que tanto necesitaban. Alex van Warmerdam había llegado. Y aunque su nombre sonaría por numerosos festivales europeos como Venecia o Locarno, no sería hasta su estreno en Cannes con "Borgman" que daría el salto internacional que reivindicaría su obra posterior. Inclinémonos ante el rey de Holanda.



2. Alex van Warderman, todo un personaje

Cineasta, diseñador, dramaturgo y pintor son muchas de las otras facetas del incansable van Warderman, y todas ellas quedan perfectamente expuestas en su obra cinematográfica. Un director pequeño pero de grandes aspiraciones que encuentra sus oscuros orígenes en su infancia, cuando leyó uno de los relatos cortos de Ian McEwan, también conocido como Ian Mcabro, en los que narraba la historia de una chica que moría ahogada en un canal. Según su hermano, ese momento disparó algo en su mente, un momento crucial que marcaría sus posteriores películas, todas con toques de humor, pero también con un ambiente opresor y viciado. "El Príncipe del Humor Negro", ese "loco holandés", o el director más infravalorado de Europa han sido algunos de los piropos que prensa y público le han dedicado al bueno de van Warmerdam. Y todos le quedan como un guante.






3. No es Haneke, no es Roy Andersson, y tampoco Yorgos Lanthimos

Pero tiene un poco de todos ellos, aunque no se corte un pelo al declarar que Michael Haneke "le parece hipócrita y didáctico". A ver qué otro director se atreve a hacer tan incendiarias declaraciones de toda una eminencia del cine europeo. Aunque posiblemente odie admitirlo y muchos periodistas le hayan asignado ese San Benito, es cierto que si bien no es un cine puramente Haneke, guarda ciertas similitudes con el director austríaco. La explosión comedida de violencia en los momentos más inesperados y la férrea crítica contra la asentada burguesía europea ponen a los dos directores en un camino parecido que toma derroteros muy diferentes. No en vano, se llegó a calificar a "Borgman" como la "Funny Games" divertida. Si nos vamos un poco más al norte, los parecidos razonables nos acercan a ese afable y bonachón director llamado Roy Andersson que todo lo que tiene de fachada se derrumba cuando te adentras en su acidísimo cine. En temática, pero sobretodo en forma. Los ambientes tan calculados y pictóricos de Roy Andersson pasan a las tres dimensiones en el cine de Van Warmerdam, que con una conciencia total del espacio transforma los escenarios en un laberinto para sus personajes. Continuado con este tridente referencial, uno de los directores más personales del cine de la baja Europa, Yorgos Lanthimos, redescubierto recientemente gracias a "The Lobster", y al que veremos asomar en muchas de las obras de van Warmerdam, pero sobretodo en "Los últimos días de Emma Blank", que, al igual que en "Canino", postra a sus personajes en un espacio aislado y viciado en el que se vive en un microcosmos dictatorial que pervierte a sus residentes. Y, por supuesto, tampoco podemos olvidar el destino plenamente patético que deben sufrir la mayoría de sus personajes masculinos, y es que siguiendo las sabias palabras de Aki Kaurismaki: "Cuanto más deplorable sea el destino del personaje, más hilarante será". Amén, que hablan los genios.




4. Tradición religiosa


El acercamiento lúdico que posee el cine de van Warmerdam puede ser una respuesta a la estricta tradición Calvinista inherente en la cultura holandesa y que estuvo muy presente durante su infancia y adolescencia. Su uso de una especie de humor deadpan que queda muy cerca del absurdismo ofrece un punto de partida relativamente común y ordinario para ir deformándose en finales espectacularmente bizarros. Sus películas aluden a una tradición de firme hieratismo y mensajes unilaterales (recordemos los cinco puntos del Calvinismo), pero también consigue escapar de estas convenciones hasta el punto de que los significados jamás son fijos o preestablecidos. Contrario a ofrecer mensajes sociales explicitos y motivaciones psicológicas convencionales, sus películas, son, a pesar de esos ordinarios puntos de partida, difíciles de leer, ya que no es fácil categorizarlas, ni en términos de genero ni de tono. Oscilan entre lo trágico y lo humorístico, entre el horror y la hilaridad, entre la ironía y la seriedad. Si el tono tiende a inclinarse a un lado de la balanza, estad seguros que con la misma facilidad se tornará hacia el otro. Cuanto más se confunda al espectador, mejor.






5. Fiel a su cásting


Como hemos mencionado anteriormente, van Warderman es un director pequeño, que jamás ha querido hacer el salto a las superproducciones porque siempre ha gustado tener un total control creativo de sus obras. Prueba de ello es que uno de sus hermanos es su productor y el otro su compositor, y que una de sus musas es su mujer, la grandiosa Annet Malherbe, actriz que nos urge a todos conocer y reivindicar. A los que se hayan enganchado a su filmografía con la excelente "Borgman" es posible que también les suene Ariane Schulter, otra incondicional en su cine.




6. Arquitectura austera


Van Warmerdam es, ante todo, un artista multidisciplinar, implicado en todas y cada una de las ramificaciones de sus películas. Un elemento central, casi tan importante como sus personajes, son sus escenarios, laberínticos y asfixiantes, que dan pie a un juego de espacios que en muchas ocasiones podría recordar al que Wes Anderson utiliza en sus tableux vivants, como "Viaje a Darjeling" o "Moonrise Kindgom" (la casa de Suzy). Crudos y austeros, en la arquitectura de su cine también se encuentran reminescencias a esa tradición religiosa que antes mencionábamos, que despojó de ostentación y barroquismos a la cultura holandesa. Si el cine de Federico Fellini evidencia que los italianos idolatran al catolicismo más exhuberante, van Wanderman clama que la variante calvinista es austera y exigua. Tal y como se expone en "Los Norteños", una de las cinco películas posteriores a la guerra seleccionadas dentro del canon cinematográfico holandés. Tras una introducción en la que un hombre, su mujer y un bebé son instruidos para posar con "Esperanza... para el futuro", la subsecuente escena nos muestra la feliz fotografía de la sonriente familia en un cartel publicitario que clama: "2000 casas estarán finalizadas para 1958" Un subtítulo nos indica que estamos en el verano de 1960, solo una de las calles planeadas se llegaron a construir, y los materiales yacen desperdigados mientras un mar de hierba puja por devorarlos. La arquitectura austera y uniforme de estas casas contrasta con las grandes ventanas cuadradas que permiten a los viandantes mirar dentro, "un hábito típicamente holandés", según van Warmerdam. Pero esto no acaba aquí, y es que el holandés encargó construir desde cero la casa que daría vida a la película "Los Últimos Días de Emma Blank", cuyo guión contenía escrupulosos detalles sobre la disposición y objetos contenidos en su interior.




7. Da la espalda al simbolismo y significado.

Van Wanderman quedó sorprendido de que la gente no considerara a "Los Norteños" como una película cristiana, a pesar de lo austero de su arquitectura, el rol de San Francisco y la adoración por Marta. Pero realmente es dudoso que hable en serio respecto a esta sorpresa. La tradición holandesa del Calvinismo, según van Warderman, es particularmente modesta y contenida. Esta tradición, debido a su iconofobia, tiende a ofrecer cierta desconfianza hacia las imágenes y la potencia visual de los textos verbales, ya que pueden desatar una "imaginación descontrolada". La hermenéutica es el núcleo de las prácticas calvinistas, puesto que su meta consiste en suprimir la posible ambigüedad a la que están sujetas las imágenes y los textos, reduciendo las cosas a un único, y preferiblemente racional, significado. La filmografía de Van Warderman está muy en sintonía con esta tradición, y es que tal y como confensó en una entrevista, le aterroriza el significado, lo que le lleva a descartar el uso de cuervos en sus películas debido a su clara asociación con la muerte. En cuanto un animal o un objeto tiene connotaciones demasiado obvias, Van Warderman obvia su inclusión. Prefiere utilizar cosas que no se traduzcan en un único significado, para animar al espectador a realizar interpretaciones insospechadas. Esto, en contraste con la estricta tradición Calvinista del significado único, hace que sus películas evoquen "significados accidentales" que ni él mismo tenía en mente, ofreciendo un juego mucho más rico entre espectador-creador.


8. En este sentido... El vestido

Su tercera película, "El Vestido", es una ironía suprema sobre cautela con los significados preestablecidos. Para empezar, el protagonista de la película no es un ser humano, es un objeto. Este objeto, un vestido, nace de una extraña génesis que hará que todas las mujeres que lo vistan se enfrenten a experiencias terribles. Confeccionado como un vestido de verano, acaba en las manos de una vagabunda, que, bendita la ironía del humor negro, acaba muriendo congelada. "El Vestido" invita al espectador a trazar una analogía entre el destino trágico de los personajes y el del propio vestido, que pasa de estar exhibido en una tienda a ser destrozado. La película de van Warmerdam parece satisfacer el deseo del espectador de hacer conexiones con significados, pero esto es tan aparantemente obvio que, siendo una película del holandés, deberíamos descartar esta lectura. ¿Es la llamativa discrepancia entre la simplicidad del objeto y el trágico efecto que produce en sus personajes un recurso cómico? Originariamente, el vestido es producido como un objeto para irradiar felicidad, pero se convierte en un símbolo de desesperación para la mayoría de los personajes. Y al mismo tiempo, no se insinúa en ningún momento que no sea más que un simple objeto, y que todo lo que le pasa los personajes es puramente fortuito. El propio vestido puede ser interpretado como una prenda altamente significativa o como un objeto banal, y como tal, es símbolo de una inestable ironía.







9. Dualidad entre fascinación e ironía en "Los Norteños".


Para garantizar esta indeterminación, sus personajes muchas veces tienen nombres arcaicos, como Jacob, Martha o Theo, nombres especialmente populares en la Holanda de los años 50. Tales nombres, como van Warmerdam ha puntualizado, se refieren a un período de diferencia de clases y autoridad paterna, insinuando un vecindario hierático que aún vive sujeto a estrictos roles sociales. A pesar de que la opción de una era pasada puede ejercer cierta fascinación nostálgica no se descarta, la representación de van Warmerdam de ese período es presentada con ironía y cierto desapego. Esta dualidad entre fascinación e ironía nunca llega a resolverse en sus películas, y es más que evidente en la aparición de los africanos en "Los Norteños". A mitad de la película, dos sacerdotes llegan con un africano, al que llaman "negro", para su exhibición educacional. En este retrato del hombre africano encarcelado, la imagen nos evoca los peores estereotipos, pero también puede verse, por el contrario, como una imitación paródica de la actitud condescendiente de los blancos. Para enfatizar este argumento, vemos a los sacerdotes colgando un cartel de madera para anunciar la exhibición, pero se rompe en dos. La función del "negro" se va haciendo más compleja cuando entra en escena Thomas, un niño fascinado con Patrice Lumumba, un luchador por la independencia del Congo de Bélgica, que libera al africano encarcelado. Por ello, el rol del africando en "Los Norteños" oscila constantemente. Por una parte, es representado de acuerdo a las nociones anticuadas que aún estaban presentes en los 50, o es un bruto primitivo o un objeto exótico. Y por la otra, su inexpresión y presentación deadpan es tan obstinadamente extraña que la opción de la ironía sigue estando muy presente.




10. Aversión a la psicología

Van Warmerdam tiene un estilo muy directo, y prefiere el uso de los cortes secos, focos de profundidad y un montaje elíptico. La mayoría de los planos en sus películas son estáticos, y cuando la cámara se mueve es para seguir a un personaje o para observar una situación, casi nunca para acentuar un estado de ánimo. Hay cierto acompañamiento musical en las escenas, pero nunca es intrusivo, ya que eso puede condicionar demasiado el tono de la película. Lo que le convierte en un director puramente voyeristico, que se dedica a cambiar a los personajes desde dentro de la película con los papeles que se da a si mismo. Por tanto, los recursos cinemáticos que utiliza son, en cierta forma, sobrios, pero jamás se convierte en un purista de los planos largos como cineastas como Jacques Tati en "Play Time" o la trilogía de la vida de Roy Andersson.






11. El juego del espacio

Sin embargo, lo que van Warmerdam comparte con estos cineastas es una atención escrupulosa por la mise-en-scène. Para Van Warmerdam, la manera en la que los personajes se posicionan en el espacio es capital, y por esa razón, el decorado tiene una función determinante. Para "Los últimos días de Emma Blank" así como "Borgman" como no podía encontrar la casa que había imaginado en su cabeza, mandó construirla. La casa de Emma Blank se construyó con la idea de poder retratarla en cinemascope, lo que le permitía enseñar las habitaciones que quedaban en el fondo en cada plano. Esto funciona como una invitación para el espectador para descubrir detalles dentro del plano, así como para producir un efecto tragicómico ya que la composición de los personajes puede anticipar las situaciones opresivas a las que están a punto de enfrentarse.





12. Renunciarás al flashback


Además de este acercamiento tan sobrio a través del espacio y los mecanismos cinemáticos, su filmografía no muestra flashback alguno. Convencionalmente, los flashbacks se insertan para ofrecer motivaciones psicológicas: indagando en el pasado la lógica tras el comportamiento de un personaje o sus acciones pueden quedar más claras. Van Warmerdam no cae jamás en este recurso. ¿Está el conductor de tren de "El vestido" obsesionado por la mujer que lo lleva o es una coincidencia? ¿O suele acosar a las mujeres, sin importar lo que vistan? ¿Por qué el cartero Plagge de "Los Norteños" abre la correspondencia de la gente del pueblo en el bosque con el riesgo de ser pillado por el guardia forestal? Gracias a esto, averigua que este sufre de infertilidad, y una de las bromas pesadas de Plagge consiste en esconderse en el bosque y decirle al guarda con una voz impostadamente aguda: "Dulce cazador, hazme un hijo". Solo podemos deducir que Plagge lleva visitando el bosque desde hace mucho tiempo. No tenemos ninguna pista de si esta hostilidad se debe a un incidente del pasado. ¿O Plagge está simplemente burlándose de él como cierta resistencia a su rol impuesto de cartero? Lo mismo ocurre con los personajes de Emma Blank, de los que tenemos que ir deduciendo ambiciones y pasado a través de las conversaciones que tienen entre ellos, lo que muchas veces hace difícil establecer las relaciones familiares, dando pie a toda una serie de situaciones sin aparente sentido y de gusto bizarro por pervertir los roles preestablecidos de la familia tradicional.




13. Cambio de roles


El punto de partida de los films de van Warmerdam suele ser bastante ordinario, o eso parece. Una familia celebrando la Navidad en "Abel", un camarero sirviendo en un restaurante en "Camarero", o una pareja comiendo en "Little Tony". Pronto, este set tan identificable toma un giro bizarro, y a medida que la historia avanza, estos pequeños giros empiezan a acumularse. En algunas películas, estos giros conciernen a un elemento del clásico juego de roles, como bien se ejemplifica en "Little Tony", cuando el marido y la mujer pasan a fingir que son hermanos; o los familiares de Emma, que pasan a ejercer el rol de de miembros del servicio o incluso del perro de la casa. También cabe destacar el giro del paternalismo al maternalismo en muchas de sus películas, donde la mujer pasa a ejercer el rol dominante, sometiendo al hombre a su voluntad ya sea con la violencia física o psicológica.






14. Anormalidad ambivalente


Según el escritor Philip Thompson en su estudio de lo grotesco, este tiene mucho que ver con la "anormalidad ambivalente". Lo anormal es la excéntrica yuxtaposición de elementos que, por lógica, no encajan (como la solemnidad de una corte y la presencia de un bufón). El adjetivo ambivalente, sin embargo, se refiere a la reacción de los espectadores: para algunos, la obra de arte será desagradable, para otros divertida, y otros la encontrarán tan horripilante como cómica. Lo grotesco habrá funcionado si el último grupo de espectadores es una mayoría, los que no saben si reír o llorar. Estas escenas de anormalidad ambivalente abundan en las películas de van Warmerdam. Su mayor logro cinemático, y comparte esta cualidad con el director Aki Kaurismäki, es que cuanto más deplorable sea el destino de sus personajes, más gracioso será. Esta respuesta del público, aparentemente contradictoria, puede existir gracias a la actuación de sus personajes, tal y como explicamos en el siguiente y último punto.


15. Inexpresividad y humor deadpan

Los personajes de su cine no gesticulan exageradamente y sus expresiones faciales están reducidas al límite, para que no podamos deducir su estado de ánimo ni lo que piensan. Nunca ríen, aunque la situación a la que se enfrentan sea hilarante. Este acercamiento deadpan, tan propio del cine y el humor nórdico, hace que sus películas, que contienen su habitual dosis de incomodidad y horror, pongan al espectador en una especie de sensación de malestar y comedia ácida. Parafraseando a Thompson en su descripción de lo grotesco: en tales casos, la mueca puede convertirse en una carcajada, y viceversa.






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