"Los Miserables" Víctor Hugo a día de hoy
Si hay un condicionante claro que nos llevaba a esperar lo mejor del debut en solitario del francés Ladj Ly, ese es "A Viva Voz", una obra prácticamente maestra que pudimos disfrutar en la penúltima edición de Atlàntida Film Fest, que co-dirigió junto a Stéphane De Freitas, protagonizada por un profesor y su grupo de alumnos que, en tiempos de ruido, furia, demagogia y populismo, se lanzaban a participar en el mayor concurso de oratoria del mundo. Pues bien, sin abandonar el periférico barrio de Saint Denis, pero dejando a un lado el registro documental para abrazar de lleno el thriller social, el emergente realizador francés ha sido el elegido para representar a Francia en los Oscar con una obra febril y poderosa que, lejos de buscar posibles salidas para la regeneración de la juventud marginal como bien hacía "A Viva Voz", con su nueva obra nos sumerge de cabeza en la raíz del problema que les lleva a incurrir en la criminalidad y violencia. Tras hacerse con el Premio del Jurado en el pasado Festival de Cannes y pasar por Perlas de San Sebastián, "Los Miserables" llega a cines de la mano de Caramel Films. Celebrémoslo.
¿De qué va?
'Stéphane acaba de unirse a la Brigada de Lucha contra la Delincuencia de Montfermeil, un suburbio al este de París. Allí conoce a sus nuevos compañeros, Chris y Gwada, dos agentes experimentados en las enormes tensiones que existen entre los distintos grupos organizados por el control del barrio.
¿Quién está detrás?
Por mas que IMDb no lo acredite, "Los Miserables" supone el debut en solitario de Ladj Ly tras co-dirigir junto a Stephane DeFreitas la maravillosa e inspiradora "A Viva Voz". "Les Misérables" supone asimismo la adaptación al largo de su homónimo cortometraje rodado en 2017, que mas allá de acumular múltiples premios en su prolífico recorrido festivalero fue nominado al César 2017.
¿Quién sale?
Damien Bonnard, a quien pudimos descubrir en la genial "Rester Vertical" de Alain Guiraudie, es el personaje clave, el hilo conductor de la mirada del espectador hacia el agravante conflicto que representa y retrata "Les Misérables". Alexis Manenti y Djibril Zonga por su parte, la pareja de policías que son, en cierta forma, quien lo traza y dibuja. Un conflicto social y político que afecta tanto a musulmanes, a gitanos o a inmigrantes de todas las clases y colores. Un elenco multiracial y en parte, no profesional , que sobradamente está a la altura del difícil reto que para ellos supone interpretar una propuesta tan compleja y exigente.

¿Qué es?
Un impactante thriller social que bien podríamos señalar como la otra cara de la moneda de "A Viva Voz". Algo así como un explosivo cóctel entre "Training Day", "El Odio", "71" y "Polisse" que parece estar dirigido por el pulso y músculo que caracteriza el cine de Jacques Audiard.
¿Qué ofrece?
Es realmente sugestivo y significativo que, el prólogo de "Los Miserables", más allá de comenzar con una referencia a la obra maestra de Víctor Hugo, como cabría esperar, ésta vaya dirigida a una selección de fútbol francesa, vigente campeona del anterior Mundial celebrado el pasado verano, en la cual la inmigración y la herencia colonial hacen de su equipo nacional toda una muestra de diversidad étnica. De hecho, son Mbappé y Démbéle los jugadores nombrados por los diversos hinchas de diversas razas y orígenes que acuden a ver un partido del Mundial. Un equipo de fútbol, un mero deporte, sirve como nexo de unión, como elemento conciliador, de un país que, en realidad, como a continuación podremos comprobar, esta social y moralmente desquebrajado. Hete aquí la supurante contradicción, el alarmante contraste, en el que de forma visceral y enérgica incide Ladj Ly.
Tal y como ya fuera el caso de su excepcional antecesora, "Los Miserables" vuelve a sumergirnos nuevamente en la conflictiva periferia francesa, precisamente en el barrio de Saint Denis, con la pequeña gran diferencia que, mientras entonces incidía en el diálogo, el aprendizaje y la educación pública como posible vía de escape a la criminalidad y disfuncionalidad a la que parecen estar abocados sus jóvenes y vulnerables habitantes, en esta primera película dirigida en solitario da un paso atrás para retratarnos con un implacable sentido de urgencia la confrontación y violencia en la que está sumida la cotidianidad de estos chavales. Y es que es exactamente en el barrio donde Víctor Hugo creó su mítica obra donde se da la erosión y volatilizaron de los valores que supuestamente representan la nación francesa. El “liberté, egalité, fraternité” por el que se rige su lema es puesto en evidencia, la imposibilidad de una vida en armonía colectiva, entre las diferentes procedencias, es lo que “Los Miserables” poderosamente nos refleja. Una jungla urbana, un territorio sin ley, en el que los diferentes personajes que conviven y transitan son abandonados a su suerte. Un no lugar que saca lo peor de cada uno de ellos, donde su opresiva y amenazante atmósfera se va cociendo a fuego lento y en la que lejos de buscarse soluciones desde un necesario progresismo, esta se encuentra maniatada por el más absoluto y desbordado reaccionarismo.
También resulta clave que, de la misma forma que en la obra literaria era la muerte de una niña quién prendía la mecha, en la febril y potente obra de Ladj Ly son los niños las principales víctimas. La inocencia transformada en intrínseca violencia. No hay otra posible salida. Bajo esta alarmante radiografía social lo que encontramos es una película que no juzga a sus personajes, que en todo momento huye del posible maniqueismo y que formula preguntas lejos de buscar respuestas. Lo importante no es lo que sucede en ella por muy impactante que sea, sino que el verdadero corazón de la cuestión es quién lo provoca y desencadena: la alienada política social de un país que más allá de afrontar su historia, colisiona frontalmente contra ella. Ya lo dijo Víctor Hugo: No hay malas yerbas o malos hombres, solo hay malos cultivadores.
