"Fourteen" lo que la amistad esconde

Autor: Joan Sala Fuente: Filmin

Tan solo por ser la nueva película del responsable de esa maravilla titulada "The Unspeakable Act" entra de lleno entre nuestras favoritas. Dan Sallitt vuelve a sobrevolar el cine teen con "Fourteen", película mundialmente estrenada en esta Berlinale en el marco de la arriesgada sección Forum que Paco Poch estrena ahora en nuestras salas comerciales. De la la historia de una joven que se ha pasado toda la vida enamorada de su hermano pasamos ahora a la historia de una amistad entre dos chicas que es azotada por las drogas y el embarazo. Valor seguro. 

¿De qué va?

Mara y Jo son mejores amigas. Mara es muy dependiente y Jo muy problemática; se conocieron cuando tenían 14 años. Ninguna de sus vidas es estable, sus trabajos son precarios y sus citas no van a ninguna parte, la escritura es algo que se hace al margen, como ocurre a menudo en Brooklyn. En medio de los eventos cotidianos y las conversaciones, la única constante es su amistad o, más bien, su dinámica: el teléfono de Mara sonará y Jo necesitará su ayuda, Mara dejará todo por ella, pero los pensamientos de Jo ya estarán en otra parte para cuando ella llegue.

¿Quién está detrás?

Criado en la tradición del Do it yourself Dan Sallitt hace ya tiempo que fue señalado como la respuesta indie norteamericana a Eric Rohmer. Hablamos de un crítico neoyorkino que, como cineasta sigue su propio camino, y a su ritmo. De hecho son tan solo cinco las películas que ha rodado en un lapso de 26 años y siempre siguiendo un mismo patrón, el de un drama contenido, camuflado bajo un supuesto carácter de comedia, que según va avanzando el metraje va saliendo a la superficie.

¿Quién sale?

 Otra de las principales virtudes de Sallitt como realizador, aquella que una vez vuelve a sobresalir en su nueva película, es su excepcional capacidad para la dirección de actrices, como bien demuestra el incomensurable trabajo de Tallie Medel (a quien ya pudimos disfrutar en la maravillosa "The Unspeakable Act") y Norma Kuhling (quien se revela en una actriz superlativa, más allá de que en su currículum solo figuren papeles de reparto en series de segunda y alguna aparició  intrascendente en títulos como "La Familia Jones")

¿Qué es?

Algo así como si Eric Rohmer rodara su "Frances Ha".

¿Qué ofrece?

Dan Sallitt es otro de esos autores enmarcados en los que denominaríamos movimiento Mumblecore. Alguien que, con cada una de sus obras, demuestra que puede hacerse gran cine al margen de las instituciones, armado con su cámara digital, acompañado por actores no siempre profesionales, con poco presupuesto, muchas ideas, obviando por principio el empleo de la banda sonora (ya sea diegética o extradiegética) y con unos diálogos medio improvisados en los que resuenan ecos del cine francés de finales de los 60 o del cine americano de los 70 que encumbró a gente como Arthur Penn o John Schlesinger. 

En este sentido, la notable y genuina "Fourteen" es una nueva e irrefutable prueba de ello. Un incondicional canto de amor a la amistad en toda su pureza. Una pureza que, evidentemente, también la sustentan sus múltiples aristas, los hirientes lunares que marcan la gestación y el consecuente mantenimiento de un irreductible lazo de amistad. La relación se distancia, el contacto se va diluyendo, no así el sentimiento. Y esto es precisamente lo que nos relata, o más bien nos esconde, la quinta obra del responsable de "The Unspeakable Act". Más que nada por qué es en sus múltiples elipsis, en el sobresaliente empleo del fuera de campo, donde acontecen los eventos clave que no vemos. Unas elipsis que van apareciendo de forma gradual, cada vez más frecuentes y más dilatadas en el tiempo. Un recurso magistralmente empleado a través del cual Sallitt logra camuflar el sobrecogedor drama que se esconde bajo una supuesta superficie de liviana comedia. Logro mayor si nos atenemos que la película nunca deja de ser absolutamente honesta. No engaña con su tono, tampoco con su alma y menos aún con su esencia. El distanciamiento, el resentimiento, el inexorable paso del tiempo, las drogas, las nuevas amistades, los nuevos trabajos, las nuevas relaciones sentimentales o incluso el embarazo. Lo que va, lo que viene, pero con el incondicional amor mutuo siempre en estado profeso. La naturaleza de la amistad al fin y al cabo. Como la vida misma, vaya.



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