Crónica San Sebastián 2021: "Benediction" Qué sabe nadie

Autor: Gerard Cassadó

Crónica San Sebastián 2021: "Benediction" Qué sabe nadie

Con su elegancia escénica habitual, Terence Davies bendice la vida privada del poeta homosexual Siegfried Sassoon, que como tantos hombres gays acabó sus días amargado en un matrimonio infeliz y atormentado por tantos amores perdidos.

DE QUÉ VA:

Crítico con el papel de su país en la I Guerra Mundial, el poeta Siegfried Sassoon abandona el ejército que condecoró su valentía e ingresa en un centro psiquiátrico. Su obra literaria convivirá con sus amoríos en las sombras, viviendo el amor en la clandestinidad homosexual. Años más tarde será un hombre cansado y malhumorado, encerrado en una familia tradicional que jamás deseó tener, pero que tuvo que construir, como tantos hombres y mujeres en el siglo XX, para hacer frente al qué dirán.

QUIÉN ESTÁ DETRÁS:

Terence Davies, y más concretamente el Terence Davies melodramático de "The Deep Blue Sea" (otra de pasiones arrebatadas y prohibidas) o "Historia de una pasión" (el biopic de la también poeta Emily Dickinson). Con el paso de los años el veterano director ha afianzado un estilo solemne de palabras engoladas y manierismo escénico filmando como pocos el paso del tiempo y los sobresaltos de esas almas enamoradizas y frágiles, a menudo enfrentadas al convencionalismo de un país, el Reino Unido, donde las apariencias importan tanto como la hora del te.

QUIÉN SALE:

El creciente Jack Lowden ("El joven Morrissey", "Dunkerque") encarna a Sassoon durante su juventud, otorgándole belleza física, elegancia, y un halo de misterio, el de aquellos que a menudo prefieren expresar sus emociones por vías alternativas. Peter Capaldi interpreta al Sassoon hastiado de los últimos días.

QUÉ ES:

"Retorno a Brideshead" + "Man in an Orange Shirt" con los diálogos punzantes y cínicos de Jane Austen.

QUÉ OFRECE:

En el último plano de "Benediction", un joven Siegfried Sassoon rompe a llorar desconsolado al contemplar a un ex veterano de guerra en silla de ruedas y con las piernas amputadas. El plano es lo suficientemente largo para que entendamos en él el desahogo de un personaje que a lo largo de toda la película ha sobrevivido siempre a escondidas y a contracorriente: enfrentándose a su país por el papel del gobierno en la I Guerra Mundial, amando en clandestinidad a hombres pasajeros, petulantes y aseados, mientras formaba una familia de cara a la galería. Cuando Sassoon se quiebra en plano fijo, rememoramos uno a uno a todos los hombres que pasaron por su vida: aquel al que amó y despachó con un apretón de manos, aquel médico que le confesó que los hombres podían amar a otros hombres, aquel cuyas llaves tiró al suelo de moqueta o el díscolo al que negaría años más tarde el auxilio emocional. Los poemas del poeta, y las imágenes de la guerra, se imprimirán a lo largo de la película alrededor del rostro y el cuerpo de un hombre que exhibirá el arte del sarcasmo para moverse en una sociedad que tolerará sus "desviaciones" siempre y cuando éstas se mantengan en puntos ciegos en los que amarse sin ser sorprendido. La doble vida de Sassoon es exhibida por Davies en dos tiempos contrapuestos de un modo abrupto que revela cómo los rostros de los personajes envejecen y su carácter se agria. En la madurez, el poeta acabará condenado a vivir farfullando palabras y mirando al suelo, en compañía de una esposa a la que apenas respeta y un hijo al que apenas soporta. Como la Emily Dickinson de "Historia de una pasión", Sassoon acabará condenado como un hombre que amó en exceso en una sociedad que le exigía más decoro y menos fuego.

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