Cápsulas de filmin: Funerales a la Italiana (parte IV)
El funeral urbano. Finalizamos este decálogo con un funeral denso, el que abre la fabula de Vittorio de Sica en “Milagro en Milán”. Calles desoladas, charcos en el suelo, un niño velando al único pariente que le quedaba en la tierra, una historia que se descuelga de esa radiografía de la tragedia moderna que algunos suelen llamar Neorrealismo.
Esta secuencia, breve, silenciosa y apartada, transmite apenas una idea, una idea que forma parte privilegiada del hacer neorrealista: “El tiempo es inexorable y somos víctimas de su voracidad”. Pero para hablar de esto no os detengáis en la presencia de un féretro en pantalla, sino en las dos situaciones que se darán en torno a él. En la primera el cortejo fúnebre se cruza con una marcha publicitaria. Que poco rato dura este duelo de silencio atropellado, como si a la ciudad le costará apearse de su propio ruido, de su insobornable velocidad. En la segunda secuencia, profanación consumada, el fracaso del rito en pos de la urgencia y el niño, sobre todo el niño: perdido, confuso, adulto, el único que parece dar cuenta de un funeral que también, dadas las perspectivas, es un poco el suyo.
Cápsulas de filmin: Funerales a la Italiana (parte III)