AFF 2018: "Histeria de Cataluña" esqueixada de Procés

Autor: Gerard Cassadó Fuente: Filmin

El ácido videoartista punk Kikol Grau desmenuza el conflicto territorial en España y Cataluña para ofrecernos un retrato del 'Procés' delirante y enfermizo, creado a partir de fragmentos de películas, memes y vídeos de Youtube. 

¿De qué va?

El 1 de octubre de 2017, Cataluña salió en masa a la calle para participar en un referéndum, ilegal según la legislación española, para decidir su futuro político. El Estado español respondió con una brutal represión policial, las imágenes de la cual dieron la vuelta al mundo. Se iniciaba la etapa más conflictiva de un proceso iniciado años atrás y que ha despertado la creatividad en las redes. Múltiples videomontajes y memes han recorrido la red, material del cual se apropia la película para ofrecernos un relato imposible de unos hechos que pasarán a la Historia. 

¿Quién está detrás?

El barcelonés Kikol Grau, uno de los pocos cineastas verdaderamente underground de la escena nacional. Amante de la música punk, ha dirigido documentales sobre bandas como Eskorbuto ("Las más macabras de las vidas"), Cicatriz ("Inadaptados") o La Polla Records ("No somos nada"), con los cuales ha elaborado un fresco sobre la escena contracultural en la España de los 80. Con "Histeria en España" puso al servicio de la parodia nacional su gusto por reutilizar material de escombro y coordinó a un grupo de agitadores culturales en una muestra de cine coral que ahora se replica en "Histeria de Cataluña". La presente edición de Atlántida Film Fest dedica una retrospectiva a su obra que incluye 10 títulos. 

¿Quién sale?

El infinito elenco de personajes que aparecen en la película es realmente sorprendente. Encontramos a los predecibles Felipe VI, Carles Puigdemont o Mariano Rajoy, pero también a Cañita Brava, Heidi, Dumbo, Alfredo Landa, Valtonyc o Josmar, entre muchos otros. 

¿Qué es?

"Histeria de España" (Kikol Grau, 2017) + un capítulo bastardo, 100 por cien digital, de APM. 

¿Qué nos ofrece?

Estamos delante, sin duda, de uno de los platos fuertes de Atlántida Film Fest 2018. Secuela espiritual de aquella "Histeria de España" que conmocionó al Festival de Sevilla el año pasado, la última pieza de esta pieza llamada Kikol Grau no puede negar que es hija de sus tiempos. En primer lugar, de los tiempos del 'Procés', uno de los conflictos políticos más sonados de la Europa de los últimos años, empujado por dos bandos políticos inoperantes a la hora de encontrar una solución democrática y conjunta a un problema que se hizo especialmente grande aquel 1 de octubre de 2017. Pero también hija de la era digital hipersocial, donde cualquier persona con una conexión a Internet puede convertirse en creadora de imágenes y pensamiento. 

Grau y sus compañeros de viaje (cerca de una veintena de videoartistas y creadores, desde Carlo Padial a María Cañas) elaboran un collage de imágenes impuras, fragmentos efímeros de la Historia vista por primera vez con los ojos del pueblo. Es una estrategia no muy lejana a la excelente "The Uprising" (Peter Snowdon, 2013), un documental sobre la Primavera Árabe elaborado únicamente con grabaciones amateurs, la película retrata el 'Procés' olvidando las imágenes oficiales para exponer  como la ciudadanía tiraba del humor y el ingenio para subir a la red su visión de los hechos. 

"Histeria de Cataluña" es una película que sobreexpone la autoría (la signan casi 20 personas) y a la vez la borra. En un ejercicio complejo de montaje, el grueso de imágenes que se ven tienen marcada la identidad bastarda de la baja resolución. El concepto de archivo se pervierte y el found footage no consiste ahora en encontrar tesoros escondidos en algún archivo olvidado, sino en seleccionar entre una cantidad infinita de materiales para crear un discurso coherente en el que la suma de dos imágenes dé más de 2. 

Grau no esconde de qué pie (político) cojea, a pesar de que intenta dar candela a todos los bandos. La suya no es una obra imparcial, pero tampoco lo pretende. Pero en el delirio de sus imágenes todos salen desgarrados. Y es que, pensándolo fríamente, y tal y como se ve en el film, está siendo una guerra de indios y vaqueros peleándose por la propiedad de una pelota. Tan absurdo como eso. 

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