"Dios existe, su nombre es Petrunya" al este de Berlanga

Autor: Joan Sala

La nueva película de una habitual de la Berlinale, como lo es la macedonia Teona Strugar Mitevska, fue premiada en Sevilla y en muchos otros tantos festivales del circuito. "Dios existe, su nombre es Petrunya" bien podríamos presentarla como una comedia de esencia berlangiana tan absurda y kafkiana como rebelde y revolucionaria. 

¿De qué va?

En Stip, un pequeño pueblo de Macedonia, cada mes de enero el sacerdote local arroja una cruz de madera al río en una ceremonia en la que cientos de hombres se lanzan al agua para conseguirla. Quien se haga con ella tendrá garantizada la buena suerte durante todo el año. Pero esta vez la cruz la ha cogido Petrunya. El resto de competidores están furiosos ¿cómo se atreve una mujer a participar en este ritual tradicionalmente masculino? La tormenta estalla, pero Petrunya se mantiene firme: no está dispuesta a devolver la cruz.

¿Quién está detrás?

Es una habitual de la Berlinale. El quinto  largo de la directora macedonia Teona Strugar Mitevska se presenta este año en Sección Oficial tras hacerlo con sus títulos previos en las secciones paralelas del certamen alemán. Fue el caso de  “When the Day Had No Name”, que tuvo su premiere mundial en Panorama de la Berlinale 2017. De hecho, significó la cuarta vez que la cineasta participó en la sección tras proyectar en ella su corto “Veta”, que le valió una mención especial en el Premio Panorama de la Academia de Cine de Nueva York en 2001, y sus largos “I Am from Titov Veles”(2007) y “The Woman Who Brushed Off Her Tears” (2012). Este año, sin embargo, ha subido de escalón. Al fin llegó su hora.

¿Quién sale?

Zorica Nushev acapara prácticamente todos y cada uno de los planos en una caracterización que destaca por su imponente presencia, su magnética mirada y por un registro gestual que, pese a bordear la sobreactución, logra no caer ella. Reto complejo donde los haya que cumple con creces, uniéndose así a la pequeña Helena Zengel ("System Crasher") en la lucha por el Oso de Plata. Ya son dos las favoritas.

¿Qué es?

"La Mujer Elefante" que rodaría Berlanga.

¿Qué ofrece?

"Dios existe, su nombre es Petrunya" presenta todas las credenciales necesarias para ocupar un lugar privilegiado en el palmarés final. Lo hace con un relato tan realista como definitivamente absurdo que ante todo reivindica el empoderamiento femenino. Y lo hace a su vez que atenta contra la la creencia religiosa en la que se escuda una sociedad obsoletamente patriarcal y machista. De hecho, su discurso nace en el momento que la tradición ofende a la mujer. Una mujer ciertamente voluptuosa que es tratada como un espécimen, arrinconada y constantemente menospreciada, tanto por su propia familia como por el represivo entorno social que habita. Señal inequívoca de ello es que, a sus 32 años, ha sido incapaz de encontrar un solo empleo pese a ser licenciada en historia y dar evidentes señales de ser una persona intelectual a nivel tanto político como histórico. Por más que en un principio apunte todo lo contrario. Por algo será.

De hecho, la película que protagoniza es algo así como "La Mujer Elefante" que rodaría Berlanga. Y es que el principal recurso que la realizadora macedonia utiliza para disparar con bala no es precisamente el drama trascendental, más bien la comedia surrealista y decididamente kafkiana. Tanto es así  que su carismática y errática protagonista, lejos de ser una mártir, acaba por erigirse en una rebelde y revolucionaria. Es bajo este socarrón lenguaje, sobre este cínico tono, que sin incurrir en ningún momento en el carácter maniqueo, "Dios existe, su nombre es Petrunya" apunta y directamente a la iglesia, tanto como a los medios comunicación, la policía, y en definitiva, a una nación entera que sigue anclada en un conservadurismo machista digno de los años 50.



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