AFF 2018: "El caso Kurt Waldheim" cosas nazis
¿Cómo es posible que un criminal de guerra que participó en algunas de las masacres más repugnantes de la II Guerra Mundial consiguiera ser durante una década Secretario General de Naciones Unidas sin que nadie descubriera su pasado? No es política-ficción, es uno de los casos más sorprendentes de la política internacional del siglo XX. Y es, también, el protagonista de la película inaugural de esta 8a edición del Atlántida Film Fest.
¿De qué va?
1986, año de elecciones generales en Austria. Kurt Waldheim, el que fuera Secretario General de la ONU en los años 70, presenta su candidatura para presidir su país. Un medio de comunicación se pregunta entonces por qué en su libro de memorias, recientemente publicado, casi no se habla del periodo comprendido entre los años 1938 y 1945. Tan sólo hay que rascar un poco para que salga a la superficie un pasado vinculado a crímenes de guerra nazis durante la II Guerra Mundial, de los que Waldheim asegura no saber nada.
¿Quién está detrás?
La directora austriaca de origen judío Ruth Beckermann, que ha dedicado gran parte de su carrera -iniciada en 1977 con el documental "Arena besetzt"- a las narraciones sobre la identidad, la pérdida y la memoria del pueblo judío. "El caso Kurt Waldheim" ganó el Premio al Mejor Documental en la última edición del Festival de Berlín.
¿Quién sale?
El documental se construye íntegramente a partir de imágenes de archivo y la voz en off de la propia Ruth Beckermann, quien fue testigo activo de la campaña electoral de su país en el 86. El antagonista de la función es, obviamente, Kurt Waldheim, con su pinta de abuelo elegante y buena persona, sus larguiruchos dedos de Nosferatu y su peculiar memoria selectiva.

¿Qué es?
"The Reagan Show" (Sierra Pettengill y Pacho Vélez, 2017) + "The Reader" (Stephen Daldry, 2008).
¿Qué ofrece?
En uno de los gags más "memeados" de la serie "Padre de familia", Peter Griffin, el patriarca de la familia protagonista, en uno de sus recurrentes pensamientos que se hacen visibles en la pantalla en forma de flashback, se imagina como hermano de Adolf Hitler. En una extraña escena, Hitler parece estar muy ocupado en su despacho, en el que Peter irrumpe para molestarlo con insistentes y absurdas preguntas. "¿Qué haces?", le interroga. "Cosas", responde el Führer. "¿Cosas nazis?", insiste Griffin. "Sí, Peter, cosas nazis", contesta un Hitler molesto por las constantes interrupciones. El concepto "hacer cosas nazis" expresado con la mayor naturalidad es probablemente la más ácida representación de la arendtiana "banalidad del Mal" ligada para siempre al imaginario de la barbarie del Tercer Reich.
Kurt Waldheim también hizo "cosas nazis". En aquellos años que olvidó reseñar en su autobiografía, fue más que un testigo de algunas de las atrocidades alemanas en Grecia y los Balcanes. Su papel en la SA-ReiterCorps, división paramilitar del Partido Nazi, nunca ha sido del todo descifrado, pero con el tiempo se ha evidenciado que Waldheim conocía de primera mano muchas más cosas de las que reconoció en aquella infame campaña presidencial austriaca del 86.
Precursor de la posverdad, mago de la amnesia, Waldheim logró tapar su oscuro pasado durante su mandato como secretario general de la ONU y, cuando éste salió a la luz, usó todos los mecanismos de la hipermediatizada política del siglo XXI -el silencio, la negación vehemente, los juegos de trilero...- para convencer a sus compatriotas que lo que decían de él eran injurias y calumnias maquinadas para hacerle daño no sólo a él, sino especialmente a su país. Envolver las miserias con una bandera ... ¿os suena?
"El caso Kurt Waldheim" es un excelente y sorprendente documental que, como ocurre con "Wild Wild Country", hace que nos preguntamos como espectadores: "¿Cómo es posible que yo no hubiera oído hablar de esto antes?". En una época en que un Ministro puede dimitir a los pocos días de jurar el cargo cuando un problemilla fiscal del pasado sale a la luz en el momento más oportuno, cuesta entender como la ONU, la organización que nació para evitar que Europa reviviera los vergonzosos hechos de la Shoah, pudo tener como secretario general durante tanto tiempo a uno de los verdugos de la guerra.
