15 claves que quizá no conozcas sobre "Sherlock"

Fuente: Manel Carrasco

El ansiado especial de Navidad de Sherlock por fin se ha estrenado. Tras un parón de más de un año por las apretadísimas agendas de sus dos estrellas principales, la serie bandera de BBC vuelve más pletórica que nunca. Para celebrarlo, recuperamos las 15 fascinantes claves sobre la serie que nos reveló nuestro colaborador Manel Carrasco. Todas vuestras.

Con su Big Ben y su Buckingham Palace, su Bridge Tower y su London Eye, la Trafalgar Square y Piccadilly Circus, los seis equipos en la Premier League y el envidiable circuito de teatros, y podríamos seguir. Pero hay una figura que respira Londres, que camina por la ciudad como si fueran sus dominios, que se mimetiza con el paisaje de sus calles para controlarlo todo, y no hablamos de la reina de Inglaterra. Que podríamos hacerlo porque, oye, 87 primaveras tiene y ahí sigue, encaramada al trono y sin bajarse, que esa mujer parece que tenga el anillo único de Sauron. Ya nos estamos desviando del tema…



Sherlock Holmes es uno de los personajes más representados en cine, televisión, teatro, cómic, videojuegos y, por supuesto, libros, obras originales de Arthur Conan Doyle o creaciones de centenares de escritores de todo el mundo. Pocos como él encarnan mejor el ideal británico, inglés y londinense de la época victoriana. Y claro, un auténtico símbolo nacional de tanto calado pedía a gritos que alguien tuviera la brillante ocurrencia de trasladarlo a la época contemporánea. Pues nada, aquí están Steven Moffat, Mark Gatiss y el guionista Stephen Thomson para recoger el guante. No esperéis encontrar aquí ni afelpados gorros de cazador, ni pipas de espuma de mar ni “Elemental, mi querido Watson”. Nada de todo eso pertenece al Sherlock Holmes del canon construido por Conan Doyle. Claro que tampoco es propio del original ni los teléfonos móviles, ni los blogs ni los parches de nicotina, pero eso ya es otro tema.

"Sherlock" ha sido un bombazo, el enésimo impulso a la popularidad de la BBC más allá de sus fronteras, pero también una serie capaz de convertir a sus dos protagonistas en auténticas estrellas y a la ciudad de Londres en el marco de referencia para espectadores de todos los idiomas, ávidos de las aventuras de este intratable y encantador detective y su sufrido mejor amigo. Y eso que son solo tres capítulos por temporada, seguidos de meses y meses de rumores, especulaciones y teorías en foros de la red. Joan Ramis Boscana nos ha dado ya en este blog 10 incontestables razones para ver "Sherlock". Aquí van 15 claves sobre la cocina de una de las series que más está dando que hablar.


1-El vínculo común: Steven Moffat nace en Escocia en 1961. Su infancia es el modelo canónico de todo friki que se precie: tardes invertidas en la lectura las aventuras de Sherlock Holmes y horas pegado al televisor para ver la emisión de Doctor Who. Mark Gatiss viene al mundo en Inglaterra en 1966. Al igual que ocurre con Moffat, el detective más famoso del mundo y el doctor de la TARDIS son compañeros de juegos de su niñez, de esos que no olvidará en la vida. Moffat empieza a hacer televisión con 29 años y Gatiss con 26. Ambos siguen caminos paralelos, en los que su talento a raudales encuentra espacio en el audiovisual británico. Mientras uno escribe Coupling (2000-2004) y Jeckyll (2007) el otro se encarga de The League of Gentlemen (1999-2002) y de Nighty Night (2004-2005). Sus carreras discurren por separado pero en el mundo de la televisión solo es cuestión de tiempo que acaben convergiendo. Y como el universo (el ying y el yang, el karma, la Fuerza) tiene esas cosas, el punto de encuentro entre estas dos mentes preclaras solo puede ser (redoble de tambores) "Doctor Who".



2- London, Cardiff y una noche en Montecarlo: La producción de Doctor Who tiene lugar mayormente en los estudios de la BBC en Cardiff. Entre la capital de Gales y la de Inglaterra median 245 quilómetros que Moffat y Gatiss tienen que salvar en tren en numerosas ocasiones. En esas horas muertas, entre siestas, periódicos y escapadas al bar, surge una idea: ¿por qué no trasladamos a Sherlock Holmes al siglo XXI? Quizá todo empieza con una observación lanzada por casualidad, un comentario ajeno captado al vuelo o una premisa seriamente rumiada por una de las dos mentes pensantes, pero el caso es que estos fans de la obra de Conan Doyle se ponen manos a la obra. De Londres a Cardiff y de Cardiff a Londres, el proyecto va tomando forma. Una noche, en una entrega de premios en Montecarlo, se reúnen con Sue Vertue, productora habitual de Moffat y (gossip) su señora esposa, y le presentan la propuesta. Vertue se sube al carro y la máquina se pone en marcha. Lo más gracioso del caso es que la serie prácticamente se plantea como un divertimento en las pausas de producción de "Doctor Who", casi como una manera de salir a tomar aire y cargar pilas para la serie del Señor del Tiempo. No tienen ni idea de la que van a liar. Como diría Sherlock, the game is on.


3-Sherlock: Gatiss y Moffat tienen a un actor en el punto de mira, un diamante en bruto que se empieza a pulir en las tablas del West End. Benedict Cumberbatch viene de impresionar a los dos guionistas con su breve, decisivo y muy repugnante papel en "Expiación" (2007), y en el gesto hierático y la atronadora voz de este inglés tallado con el patrón del perfecto gentleman ven ellos a su Sherlock. Dicho y hecho, Cumberbatch se hace con el papel y se lee todos y cada uno de los relatos de Conan Doyle. "Sherlock" le cambiará la vida: tras la emisión de la primera temporada empiezan a lloverle proyectos desde ambos lados del Atlántico. Dos años de vértigo son suficientes para que se convierta en un rostro conocido, admirado y solicitado por todo el mundo. A día de hoy, si das una patada a la cartelera te aparecen cuatro proyectos con Benedict Cumberbatch.



4-John: Si el cásting de Sherlock está cerrado casi desde el primer día, más problemático resulta el de John Watson. El intérprete elegido no solo debe encontrar la medida adecuada al personaje, sino que además debe demostrar química con Cumberbatch ante la cámara. En el recuerdo de todo espectador inglés está la pareja que formaron Basil Rathbone y Nigel Bruce en la clásica serie de películas, o el respetado trabajo de Jeremy Brett con David Burke, primero, y con Edward Hardwicke, después. Uno de los mayores contendientes para el papel es Matt Smith, pero su interpretación alocada y su cara de niño no acaba de convencer a los creadores de la serie. Eso sí, Moffat toma buena nota del animal escénico con el que acaba de cruzarse y al cabo de pocos meses se convierte en el undécimo protagonista de Doctor Who. ¿Y qué hacemos con Watson? El rol se lo lleva de calle un actor menudo, calmado, uno de esos tipos que quieres que sea tu amigo nada más verle porque puede equilibrar un mal día mientras os tomáis una cerveza. Martin Freeman ya es conocido por la audiencia británica por su papel en cintas como "Love Actually" (2003) o "Guía del autoestopista galáctico" (2005), pero especialmente por encarnar a Tim Canterbury en la versión inglesa de "The Office" (2003). También sale en la espectacular "Animals" (2012) de Marçal Forés. Como en el caso de su compañero, su trabajo en Sherlock le proporciona fama mundial y mucho trabajo. Los dos intérpretes se reencuentran en las tres partes de "El Hobbit" (2012-2014), donde Cumberbatch da rienda suelta a su voz en dos personajes animados y Freeman interpreta, nada más y nada menos, que a Bilbo Bolsón.


5-Jim (Moriarty): ¿Alguien se acuerda de que salía en "Salvar al soldado Ryan" (1998)? La verdad es que entre toda la sangre y los cuerpos mutilados en la playa de Omaha cuesta reconocer a Andrew Scott, un joven actor irlandés que empieza a hacerse un hueco con pequeños papeles en la televisión y el cine británicos. Moffat y Gatiss quieren que Moriarty se despegue de la aureola de elegancia y rectitud que parece otorgarle el título de profesor en las encarnaciones anteriores. Su versión de la némesis por excelencia del cánon holmesiano es una fuerza de la naturaleza, impredecible y letal, un brillante majadero sin asomo de empatía especializado en causar el mayor daño posible. Alguien como Sherlock, pero en el bando incorrecto. En un mundo que ha visto caer las torres gemelas, Andrew Scott es el perfecto supervillano que conecta con nuestros mayores miedos. Moriarty ya no busca conquistar el mundo, lo que quiere es verlo arder. Moffat y Gatiss piden a Scott que no trate de esconder su acento irlandés y que, en cambio, de rienda suelta al exceso, y vaya si lo hace. Inicialmente el personaje no va a aparecer en la primera temporada, pero los guionistas se dan cuenta de que necesitan un cara a cara con Sherlock. Es entonces cuando Scott entra en acción. Al ver que acaban de encontrar petróleo, Moffat y Gatiss deciden reforzar su presencia a lo largo de toda la segunda tanda de episodios.



6-“Not your housekeeper” (Pequeño SPOILER): Uno de los pocos personajes capaces de arrancar algo parecido al afecto al imperturbable Sherlock es la señora Hudson, la adorable casera. Benedict Cumberbatch es una fiera capaz de trabajar todos los matices imaginables a su personaje, pero al menos en este caso lo tiene fácil. La actriz Una Stubbs, rostro conocido de la BBC gracias a series como "Til Death Us Do part" (1965-1975) o "Yo, Claudio" (1976), es una gran amiga de la familia del actor y una presencia cercana en su vida desde que era un niño. El intérprete tras el rostro del detective tiene buen material porque realmente la quiere mucho. Por cierto (y aquí el spoiler), los progenitores de Cumberbatch también tienen un pequeño papel en la tercera temporada de la serie interpretando a… los padres de Sherlock.


7-El inspector y la forense: El inspector Lestrade está presente en el universo de Sherlock Holmes desde su primera novela, Estudio en escarlata, pero no es hasta La aventura de la caja de cartón, uno de los últimos relatos, que conocemos la inicial de su nombre de pila: G. En la serie van más allá y le dan un nombre completo, y de esta manera se hace justicia con el pobre Gregory Lestrade. Como los tiempos han cambiado, el cargo de policía pasa a detective inspector, un título inexistente en los tiempos de Conan Doyle. Aunque, eso sí, el pobre hombre se va hartar de recordárselo a Sherlock, empeñado en dejarlo en inspector a secas. Molly Hooper en cambio es una creación de la serie. La pizpireta, tímida y encantadora forense debía tener un pequeño papel limitado al primer capítulo, pero la interpretación de Louise Brealey convence a los guionistas de que el personaje merece tener presencia fija. Lestrade, Watson e incluso la señora Hudson pueden sentirse frustrados con Sherlock, pero lo de la pobre Molly, enamorada perdidamente de este “sociópata altamente funcional”, es tener más paciencia que una santa.



8-Baker Street: En el Londres victoriano había coches de caballos, casas de planta baja y niebla por todas partes. En el Londres contemporáneo tenemos coches sin caballos, edificios de Norman Foster y contaminación por doquier. Por lo demás, Scotland Yard sigue aquí, la lluvia no se irá jamás, y otra reina con vocación de vivir eternamente ocupa el Palacio de Buckingham (sí, ya hemos hablado del tema). Moffat y Gatiss buscan convertir a la ciudad en un escenario fetiche con una estética tan determinada como puede serlo la que describe Doyle. Sin embargo, un considerable número de exteriores se rueda en la mucho más barata ciudad de Cardiff (la pela es la pela) y solo se recurre a la City cuando los elementos arquitectónicos del paisaje son tan característicos como insustituibles. Cuando Conan Doyle imaginó a Sherlock Holmes, la calle Baker no llegaba al 221B (acababa en el 85) y de hecho, con la ampliación del tejido urbano, este famoso número estuvo ocupado durante años… por un banco. Actualmente hay un museo dedicado al personaje, con una recreación del espacio que describen los libros, pero la acumulación de turistas, el enorme volumen de tráfico y las numerosas referencias al personaje desperdigadas por toda la calle hacen que sea imposible rodar aquí. El apartamento de Sherlock se encuentra en realidad en el 187 de North Gower Street.


9-Flirteando con el desastre: Sherlock se presenta como una serie de 60 minutos que debe estrenarse en otoño de 2009. La idea es emitir el piloto y, si la cosa funciona, producir el resto. Hasta aquí, todo normal. El levantamiento de cejas y los primeros síntomas de inquietud aparecen cuando surgen alarmantes rumores en el seno de la BBC. Se habla de que el equipo creativo de la cadena no está contento, de que no acaban de encontrar el tono, de que el proyecto se desliza invariablemente hacia el desastre. Una de las mayores joyas de la cultura británica y una importante apuesta de la BBC amenaza ruina total y ridículo mayúsculo. El nerviosismo se apodera de "Sherlock". Al final, la cadena emite un comunicado: el piloto no se estrenará y la serie será replanteada en tres capítulos de 90 minutos, pero las vibraciones son buenas, el equipo creativo está contento, y aquí todos amigos. La edición en DVD y Blu-Ray sí contiene el piloto original, donde se pueden apreciar notables diferencias en cuanto a tono y a ritmo.



10-¿Dónde dice que le duele?: En el cánon de Conan Doyle, John Watson es un médico militar que ha sido herido en la Segunda Guerra Anglo-Afgana de 1878-1880 y vuelve a casa con una mísera pensión de invalidez. Los hechos del 11 de septiembre hacen que, cuando Sherlock se pone en marcha, el Reino Unido vuelva a estar sumido en otra guerra en Afganistán. Gatiss dice que es el mismo conflicto que se repite de manera cíclica, imposible de ganar, así que, en este sentido, la traslación del pasado de Watson a nuestros días es fácil. El problema es que, en la obra original, Doyle se hace un lío con la ubicación exacta de la herida del doctor. ¿Está en la pierna derecha? ¿Está en la izquierda? Moffat y Gatiss tiran por el camino del medio: en su versión la cojera de John es psicosomática, en realidad le hirieron en el hombro. Y punto.


11-El método de loci: Uno de los recursos mnemotécnicos más habituales (y más gráficos) utilizados por Sherlock es el “palacio de los recuerdos”. Nacido en la Grecia clásica, el conocido como “método de loci” consiste en un mosaico de elementos familiares que forman secuencias asociadas a aquellos conceptos que queremos recordar. Cada conjunto de elementos se encuentra en la habitación de un palacio mental, lo que permite que no haya asociaciones erróneas entre ideas inconexas. Utilizado por Tomás de Aquino, Giordano Bruno o Ramon Llull, este milenario procedimiento era enseñado en las universidades como uno de los pilares de la dialéctica y la retórica. Fíjate tú lo que se aprende viendo la tele...


12-Títulos (y SPOILERS): Moffat y Gatiss utilizan los nombres de relatos clásicos del canon de Conan Doyle para titular algunos de los nueve episodios que, hasta ahora, ha tenido la serie. Eso sí, juguetones como son, en lugar de dejar el título como en el original introducen pequeñas pero determinantes variaciones que, en ocasiones, le dan un significado totalmente nuevo. En la primera temporada, A Study in Scarlett (Estudio en escarlata) se convierte en A Study in Pink (Estudio en Rosa), The Blind Baker (El panadero ciego) pasa a ser The Blind Banker (El banquero ciego), pero en cambio no ocurre lo mismo con The Great Game (El gran juego), que no tiene ninguna correspondencia. En la segunda tanda de episodios, A Scandal in Bohemia (Un escándalo en Bohemia) es sustituido por A Scandal in Belgravia (Un escándalo en Belgravia), en referencia a un barrio de clase alta (pijo de los de o sea, vamos, qué fuerte) colindante con Buckingham; The Hound of the Baskervilles (El sabueso de los Baskerville) se convierte en The Hounds of Baskerville (Los sabuesos de Baskerville); The Reichenbach Fall (La caída de Reichenbach) es otra excepción, porque toma su nombre de las cataratas por las que Holmes se arroja junto a Moriarty en The Final Problem (El problema final). Siguiendo para bingo, Holmes salía de su escondite (y casi mataba de un susto a Watson) en The Empty House (La casa vacía), reciclado por Moffat y Gatiss en The Empty Hearse (El coche fúnebre vacío); The Sign of Four (El signo de los cuatro), donde Watson conocía a su futura esposa, da pie en la serie a The Sign of Three (El signo de los tres), donde vemos la boda de John con Mary Morstan; finalmente, His Last Bow (Su última reverencia), el relato que marca el final cronológico de las andanzas de Holmes, se convierte en His Last Vow (Su última promesa), el capítulo que cierra la tercera temporada, que ya sabemos que no será la última. Sherlock y John mencionan otros casos en los que The Speckled Band (La banda moteada) pasa a ser The Speckled Blonde (La rubia moteada) o The Greek Interpreter (El intérprete griego) se actualiza a The Geek Interpreter (El intérprete friki), y así todo el rato…

13-Sherlock Fashion: Con el estreno de la primera temporada de la serie las ventas de la obra completa de Conan Doyle aumentan la friolera de un 180% en el Reino Unido. La tienda de bocadillos Speedy’s, ubicada al lado del 221B, hace su agosto entre los fans de la serie. Entre todos los beneficiados por los efectos colaterales del éxito se encuentran los fabricantes de trencas y abrigos del estilo que luce Sherlock. Concretamente, la casa Belstaff se ve en la necesidad de volver a fabricar el modelo exacto que lleva el detective, que estaba fuera del mercado, lo que pasa es que el condenado pedazo de tela vale la nadería de 1.630 euros. Eso sí, qué bien visten los ingleses.


14-Blogs, blogs, blogs…: Si vamos a reciclar al victoriano Sherlock Holmes en un londinense del siglo XXI será mejor que lo hagamos bien. En la era de Internet, lo más normal es que los diarios íntimos de toda la vida tengan un eco en la red y, si le damos un rato al buscador, podemos encontrar pequeñas cucadas de los protagonistas de la serie, con referencias a los episodios y enigmas, todos ellos bajo la rúbrica de la BBC:

John Watson: John ya no escribe el relato de sus aventuras en un cuaderno personal, sino que lo expone en un blog para deleite de sus fans, como una suerte de Conan Doyle. Decenas de entradas y comentarios de ilustres personajes lo convierten en el más prolífico de todos.
http://www.johnwatsonblog.co.uk/


Sherlock Holmes: “The Science of Deduction” es el rimbombante nombre del blog que Sherlock escribe cuando conoce a John. En él, además de enumerar 243 tipos de ceniza, el consultant detective más famoso del mundo (y el único, en realidad) se ofrece para resolver casos. Eso sí, solo si son interesantes.
http://www.thescienceofdeduction.co.uk/


Molly Hooper: La adorable y sufrida Molly tiene un blog que es para verlo. No vamos a decir nada sobre el diseño ni el tono. Basta con apuntar que en él vuelca sus inseguridades amorosas y sus frustraciones para con el tarado emocional de Sherlock… hasta que aparece un nuevo interés en escena aún más inquietante.
http://www.mollyhooper.co.uk/


15-El ataúd vacío: Tras el taquicárdico final de la segunda temporada los de la BBC preparan una pequeña sorpresa para el regreso de Sherlock. El 28 de noviembre de 2013 la cuenta de twitter oficial de la cadena invita a sus espectadores a salir a la calle a la mañana siguiente para ser testigos de un anuncio. A la hora convenida, Londres se llena de curiosos espoleados por el hashtag “#sherlocklives”. No van a sentirse decepcionados. Un coche fúnebre recorre las calles de la ciudad. Lleva un ataúd detrás, cubierto de flores rojas y blancas que forman una fecha: 1 del 1 del 2014 (fecha del inicio de la tercera temporada) y el dichoso hashtag. Sherlock ha vuelto.

Publica un comentario

unnamed

Sin comentarios