

cortomaltes21967
No hay nada más envidiable en cine que un silencio bien estructurado, uno de aquellos magistrales silencios que Antonioni nos brinda en su mítica trilogía. Aquí los silencios son cómplices, Barbara Lenni está en su linea, inconmensurable. Pero el retrato final, la fotografía definitiva me deja un poso de precipitación, de forzado ejercicio de estilismo narrativo. Felipe Vega se esfuerza con denuedo por dotar la película del tempo adecuado, así mismo, busca pulir las aristas de los personajes para que entremos en su miedos, sus miradas al espejo. Sin embargo, y pese a todo, me despisto entre sus diálogos y sus miradas perdidas. Me queda el sabor agridulce de haber visto algo de mi interés y paralelamente sentir que se ha perdido una magnífica oportunidad de parir una especial y deslumbrante obra.