
Un motín es una cosa muy seria, y esta película también.
Un motín es una cosa muy seria, y esta película también.
Un primerizo Siegel que ya deja algunas trazas de lo que sería su cine posterior. Buen ritmo narrativo que pivota entre la tensa espera y la explosión más visceral, entre las negociaciones y la rebelión, entre la cordura de algunos presos y la irracionalidad de otros. El toque verosímil lo introduce el tratamiento documental que abre la película, que sirve para enfatizar la crítica social que se desgrana hábilmente entre tanta acción. Las actuaciones son correctas.