Miguel A. Reina
La propuesta de Jed Kurzel es una jugada arriesgada. Hay en esta historia verdadera-no verdadera de Ned Kelly, una representación de la inevitabilidad de la violencia si la violencia es lo que siempres está alrededor. Pero esta violencia, asociada a la masculinidad, sufre de identidad de género (los ladrones vestidos de mujer), como una radical confrontación contra esa virilidad. La película es un western con Kelly niño (la parte más acertada) y se vuelve punk con Kelly adulto, liberando el carácter rebelde del protagonista.