mar morelló
Aunque noble en su intención, valoramos muy deficiente su realización. Como documental es aburrido y no ilustra el fenómeno, si no que se pierde en la grabación de elementos superficiales como cogotes, patios de escuela y conversaciones anodinas y sin sentido. Nos es difícil hacer una lectura de la globalidad de la revuelta estudiantil y de la acción del Instituto Nacional en particular. El papel del antiguo torturado por la dictadura no consigue relacionarse con el presente. Simplemente está, allí, como el chaval: duermen, se atan los zapatos, nadan, juegan al frontón... Si la lección es "nada está perdido", nuestra lectura es que "si movieras un poco más el trasero, a lo mejor ganabas algo". Triste representación de un hecho histórico. Generaciones futuras lo tendrán difícil si se aproximan.