
Retrato de la miseria humana con final feliz.
Retrato de la miseria humana con final feliz.
Magnífica.
¡Maravillosíssima! El Último, claro (¿que puedo decir yo de nuevo?).
He visto que Filmin está a punto de quitar varios filmes de Murnau. Imagino que será por temas de caduciadad, no lo sé... en cualquier caso ¡Menuda pérdida! Ya me he visto todo el catálogo de cine mudo entero (las que no ya las había visto antes). Realmente tengo necesidad de cine mudo. Recuperar obras tanto americanas (Clarence Brown, Maurice Toruneur, The Crowd, dramas de aúpa, de ls años 20, de los años 10, comedia, necesidad de más Keaton, Lloyd, Langdon, la maravillosa obra muda de Lubitsch...) como europeas (sobretodo Clair, el gran René Clair, con su sombrero de paja, sus dos tímidos) Jacques Feyder... experimentales, raras, asiáticas... Argh! ¡sin el cine de las imágenes puras, sin esa poesía, algunos nos sentimos huérfanos! ¡Ante tanto ruído estamos perdidos!
Filmin, por favor ¡Más cine mudo! ¡Gracias!
Puro lenguaje visual, puro cine.
Soberbia.
Hace muchos años vi esta película unas cuantas veces. Primero me deslumbró y luego el recuerdo la mitificó. Anoche, con el miedo de quien no sabe si la película seguiría a la altura de mi recuerdo, me reencontré con ella. Cielo santo! Era mi recuerdo el que no estaba a su altura. No creo que esta película envejezca nunca. (Ni por culpa de ese bondadoso epílogo forzado por la productora, que Murnau con una inteligencia perversa, convierte en una lección de ironía). MARAVILLOSA
La amé y la amo.
Maravillosa
Una película maravillosa, y una prueba de que los clásicos no envejecen; cautiva tanto como el día de su estreno.El final consigue conciliar una agudísima crítica social con el agrado del gran público; el falso final feliz está teñido de una bellísima melancolía.
Tremenda. Una obra de arte de principio a fin. De obligado visionado. Saludoss!!
¡¡Maravillosa!!Es cierto que, como dice el director, el final es insólito; pero,¡viva ese final!,¡vivan los sueños que nos hacen mejores!¡Viva Murnau!!!
"The old man is proud beyond all reason of his position as a hotel doorman, and even prouder of his uniform, with its gold braids and brass buttons, its wide shoulders, military lapels and comic opera cuffs. Positioned in front of the busy revolving door, he greets the rich and famous and is the embodiment of the great hotel's traditions--until, in old age, he is crushed by being demoted to the humiliating position of washroom attendant. "
"There are two things that everybody knows about The Last Laugh—that it tells its story entirely through images and that it features a groundbreaking use of the moving camera—but both statements require further clarification or risk severe misapprehension. "