
La película empieza con un minuetto de Boccherini, unas flores y unos créditos ilegibles dorados muy horteras. A continuación se nos presenta un niño apocado, grimoso y con voz de pito. La cosa promete. Al final, la cosa remonta y podemos apreciar ciertas virtudes, a saber: una buena dirección y fotografía, una correcta ambientación, cierto refinamiento y una música aceptable. Le doy un aprobado raspado a pesar de una primera media hora tediosa e insufrible.