"Mateo Gil se lanza al ruedo y lo logra. Su película tiene ritmo, profundidad, respeto por el género, y revela a un director que ha crecido y que va en la buena dirección. Y en cambio, ni por esas, la taquilla no responde. La película ha entrado en el club de las injusticias que cada año atenazan la cartelera. Películas con posibles, atractivas, que no arrastran a la gente a las salas por alguna razón que se me escapa, a mí y a los analistas… A Mateo Gil le queda el consuelo de que les pasa a todos, desde Chaplin o Hitchcock a Spielberg. Ojalá no sea un freno, ojalá pueda hacer más así. Ojalá no se rinda."
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Manel Carrasco
de
El destilador cultural