Crónica Las Palmas 2017: "Hermia & Helena" o el sentido de una vida

Autor: Álvaro Augusto

La sombra de Shakespeare es alargada. Y nadie lo sabe mejor que Matías Piñeiro, que por tercera vez – tras “Viola” y “La princesa de  Francia”- vuelve a cobijarse en ella. Y es que hoy, en la Sección Panorama del Festival Internacional de cine de Las Palmas de Gran Canarias hemos podido ver “Hermia & Helena”, película de claras reminiscencias shakesperianas. En concreto, de “Sueños de una noche de verano”. Pero no hablamos tanto de una adaptación o traslación a la gran pantalla como, más bien, de una evocación del espíritu de la obra aplicada a la vida de una joven llamada Camila.

¿De qué va?

Camila es una ambiciosa joven que viaja de su ciudad natal,Buenos Aires, a Nueva York con el objetivo de disfrutar de una beca artística que le permita cumplir su sueño: la traducción al español de “Sueños de una noche de verano” de Shakespeare. Allí descubrirá que ese es el primer cambio de una serie de inesperados giros en su vida. El amor, la paternidad, la amistad o la nostalgia son algunos de los temas a los que Camila tendrá que hacer frente en una suerte de desenfrenada ronda alrededor de su propia vida.

¿Quién está detrás?

Matías Piñeiro, exponente del nuevo cine argentino y uno de los cineastas más talentosos, brillantes y prolíficos de su generación. Escribe, dirige y, puntualmente, actúa. A sus 34 años, esta supone su séptima película en una filmografía donde destacan "Todos Mienten" que, al igual que el film que nos ocupa, participó en el Festival de Cine Internacional de Locarno, o las ya mencionadas "Viola" o "La princesa de Francia". Y aunque no proviene del mundo del teatro, su devoción por el autor de "Hamlet" es patente en su obra. Algo que, según confesaba en una entrevista, le ayudaba a tener una base para sus escritos: "los textos de Shakespeare y sus personajes femeninos me sirven sobre todo para la escritura del guión"

¿Quién sale?

A Camila le dota de voz y rostro la actriz argentina Agustina Muñoz, a la que casi podríamos considerar como la musa o intérprete fetiche de Piñeiro. De sus siete trabajos, ha estado presente en cuatro, desde el mediotraje "Rosalinda" hasta "Viola". Como curiosidad, podríamos añadir que se trata también de una reputada y galardonada dramaturga, premiada tanto en su país como en el nuestro. En este film, su emotiva interpretación de una confundida y vulnerable estudiante se apoya también en la de María Villar, la única que podría rivalizarle el título de musa de Piñeiro, pues ha estado bajo su batuta en multitud de ocasiones. 

¿Qué es?

Un encuentro entre Shakespeare y el mejor Noah Baumbach, con ecos del primer Woody Allen y del gran Hong Sang-soo. O, si prefieren, el más existencialista y metafísico capítulo de "Girls".

¿Qué ofrece?

La descripción exacta de lo que es una vida. La de Camila, pero que bien podría ser la de cualquiera de nosotros. Suena grandilocuente o pretencioso, y lo sería en manos de cualquier otro, pero no en las de Piñeiro. Hábil en su narración, impregnada de ternura y de un sutil sentido del humor, el cineasta nos va mostrando y desentrañando los cambios a los que se ve sometida su protagonista; esos que devienen tras las rupturas sentimentales, los reencuentros, los proyectos frustrados e , incluso, tras la ansiosa y desesperante búsqueda de un padre ausente. Y lo hace de una forma sencilla, simple, íntima, sin grandes catarsis ni épicas epifanías porque éstas, seamos sinceros, son poco frecuentes en la vida. Y aquí se trata de filmar, en pedazos y fragmentos, la vida de un mujer que decide cambiar de ciudad para emprender un nuevo proyecto. Sin estridencias, sin artificios, sin subrayados innecesarios. Y de esta forma, el film se convierte en un logrado intento de darnos (y darse) tiempo para recrearse en los gestos más triviales, los situaciones más banales, los momentos más intrascendentes y hallar el sentido o significado oculto que se esconde tras ellos. Tan lejos, tan cerca.

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