Crónica Las Palmas 2017: "Cine expandido" experimentando en corto

Autor: Álvaro Augusto

Mientras en la Sección Oficial volvían a proyectarse el documental "Bitter Money", la extraordinaria "El otro lado de la esperanza" y la esteticista y reflexiva "Knife in the clear water", la Sección Panorama España nos sorprendía estar tarde con una propuesta tan radical como fascinante. Bajo el título de "Cine expandido" se reunían hasta cinco cortometrajes cuyo único común denominador o hilo conductor era la clara vocación de transgredir el lenguaje, la voluntad de experimentar con las formas. Así, basculando entre el cine, la performance y el videoarte, hemos podido ver diferentes propuestas que, además, se han rodado en diversos formatos, incluyendo en super 8, o apropiándose de material ajeno . Desde "El umbral de cristal", un certero análisis de la convivencia entre las imágenes publicitarias y la realidad, hasta "New Madrid", sobre el urbanismo, la repetición y los simulacros.

¿De qué va(n)?

Cinco piezas, cincos significados diferentes. El primero, "Different trains" es una reinterpretación de la composición musical homónima de Steve Reich. "El umbral de cristal" es una disección sobre la imagen publicitaria y su impacto sobre nosotros, una convivencia de difícil equilibrio. "Montañas ardientes que vomitan fuego" es una poética inmersión en el tubo volcánico de La Corona, en Lanzarote, para hablarnos de algo que lleva fascinando al hombre desde los primeros tiempos: el apocalipsis, la creencia en el fin del mundo. "New Madrid" es un ensayo experimental sobre las ciudades construidas como copias, réplicas perfectas unas de las otras, siempre sobre la base de una utopía fallida. Finalmente, "Quemar Pajarracas" es una enigmática y surrealista obra, en la mejor tradición del movimiento patafísico, alrededor de dos mujeres que en un idioma inventado, lanzan proclamas feministas.

¿Quién(nes) está(n) detrás?

Beatriz Caravaggio ("Different trains"), Ana Rodríguez León ("El umbral de cristal"), Samuel M. Delgado y Helena Mirón ("Montañas ardientes que vomitan fuego"), Natalia Marín ("New Madrid") y Llith ("Quemar Pajarracas"). Todos ellos con largas trayectorias dentro del campo de la exposición artística, la performance o el videoarte. Siempre con la convicción de retorcer los esquemas para provocar al público, de suscitarle preguntas, dudas, especulaciones, sugerencias. En resumen, pensamiento.

¿Quién(es) sale(n?

Ciudades, montañas, trenes, calles o, simplemente, simulacros digitales. Espacios (reales o inventados) donde deambulamos, lugares que frecuentamos y que influyen en nosotros, de una u otra manera. Rodando ellos mismos o apropiándose de material de diferente procedencia, los autores construyen discursos a partir de imágenes tan sugerentes como evocadoras, tan agresivas como turbadoras.

¿Qué es?

Una combinación de performance, videoarte y cine, obras no-narrativas con una clara vocación de ruptura.

¿Qué ofrece(n)?

Un cóctel que mezcla formatos, texturas, géneros y hasta disciplinas artísticas. Propuestas que tienen la intención de generar cada una de ellas una reflexión en el espectador, ya sea sobre la artificial imagen de la belleza que nos venden los medios de comunicación, el sentido del urbanismo y la creación de las ciudades o el intento de darle un lírico enfoque al fin del mundo. Las cincos obras que se han podido ver en bloque no tienen nada entre sí ni componen un discurso unitario, sino que cada una de ellas propone disecciones diferentes, investiga caminos diversos y utiliza recursos distintos y, a veces, opuestos. Pero todas lo hacen utilizando un lenguaje claramente no-narrativo, en ocasiones críptico y hermético, marcadamente conceptual. La cuestión es abandonar la narrativa habitual, escapar de la estandarización de la imagen. Objetivo, por otro lado, conseguido.

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